Lo importante es que ganamos
Teníamos que ganar para volver a los 8, para seguir en carrera y para sacarnos la sal dejada de los dos partidos anteriores. El rival no mostró gran cosa, pero aún así complicó demasiado la cosa, más por falta de vocación embajadora que por cualquier otra cosa.
Muy temprano, apenas a los 4 minutos, llegó el primero, golazo de Ciciliano (jugó muy bien hoy) luego de pase de Villagra. Con el 1-0 las cosas parecían sencillas, y de hecho, los primeros 20 minutos de Millonarios fueron excelentes. En un tiro libre que pasó apenas desviado -inclusive alcancé a cantarlo- Ciciliano tuvo el segundo.
El rival intentó buscar ataques en la espalda de Zapata (pésimo partido) con algún riesgo, pero el dominio era millonario, gracias a la buena actuación de Quintero, quien volvía de la expulsión, Estrada y el ya mencionado Ciciliano. Todo parecía tranquilo, porque el equipo dominaba el juego a su ritmo.
El segundo tiempo mostró una cara totalmente distinta, Bucaramanga salió más ambicioso, y Millonarios lo dejó jugar, retrasándose demasiado, dándole espacio y tiempo al rival. Y así, en un error grosero de Zapata, el visitante consiguió el empate, generando algo más que ansiedad entre la parcial azul. Millonarios se fue desordenado al ataque, buscando como fuera el gol con mucho pelotazo. Villagra sólo ante 4 defensas las perdía solo. A veces esa Villagra-dependencia nos hace daño, pareciera como si no existieran más variantes, y vaya que las hay. Y en una de esas tan mencionadas variantes, llegó el segundo: remate de Ervin, el arquero suelta y Robayo, quien había ingresado por Ciciliano, tuvo el arco a su disposición para anotar el segundo.
Durante unos 8 minutos después de ese gol, Millonarios tocó la pelota por todo el terreno, jugando bien y administrando el partido. Pero después, tal como al comienzo de la etapa complementaria, le regaló el espacio y los tiempos al rival, que sin hacer mucho llegó a complicarnos, a hacernos comer las uñas, a generar ansiedad. Y como el rival no tenía como, el partido se tornó aburridísimo por momentos, Millonarios no quiso atacar más, y el visitante no tenía como hacerlo.
Terminó -gracias a Dios- el segundo tiempo más malo que le he visto al Millos 2007, lo importante es que se logró el objetivo, se ganó y de nuevo estamos entre los 8, pero lo de hoy no puede volver a pasar. Fueron 45 minutos para olvidar.
Resulta inadmisible terminar un partido pidiendo tiempo contra un rival que no muestra nada, y que si atacó fue precísamente porque Millos lo dejó atacar. Hoy Millonarios, solito, se dejó complicar, y eso no debe pasar y menos jugando en Bogotá. Afortunadamente ganamos.
Este sábado todos para Tunja, que la vamos a copar!
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