abril 27, 2008

¿Quién estaba dirigiendo?

Santa Fe aprovechó el mejor papayazo que pudo haber tenido y ganó el clásico 251 por 2-0. En la tribuna, como siempre, Millonarios ganó por goleada. Sin embargo, en la cancha Millos perdió incluso desde antes del pitazo inicial, ayudando al rival de patio desde la conformación de la nómina hasta en los cambios. Hoy, Bonner Mosquera no solamente demostró que dirigir a Millos le quedó grande, también dejó muchas dudas en el ambiente con respecto a quien es el verdadero dueño del banco técnico millonario.

Es grato saber la inmensidad de la hinchada de Millonarios y su incondicionalidad. Con tres fechas sin victorias, con el equipo bajando posiciones, con una goleada en contra en el último partido de local y con el cambio de técnico, la hinchada volvió a responder, volvió a llenar la mitad norte del estadio El Campín y volvió a superar en cantidad y calidad a la hinchada rival. Un reconocimiento especial para la gente que asistió y acompañó y puso, además, una fiesta impresionante en la salida.

Millonarios empezó con el combustible lleno, y los primeros diez minutos de partido mostraron que el equipo tenía ambición. Una jugada de riesgo que desperdició Érvin fue lo mejor de esos primeros minutos. Después, el equipo bajó el nivel y Santa Fe, sin ser mucho, tomó el control. Sobre los 16 minutos, Patiño interceptó el balón y disparó una pifia horrible. El balón por casualidad le volvió a caer al jugador rojo que volvió a intentarlo, mientras toda la zona defensiva azul se quedó mirando como el balón volvió a llegarle y el tuvo todo el tiempo del mundo para acomodarse: 1-0. Millonarios se perdió, Santa Fe aprovechaba la clara pasividad de la zona de recuperación azul, en donde Andrés Pérez brilló por su ausencia. Y mientras todos veíamos la pasividad del volante 5 azul, recordábamos que en el banco estaba Robayo, titular indiscutido de la era Vanemerak y que por decisión arbitraria de Bonner Mosquera salió de la titular, aún teniendo un mejor nivel.

Santa Fe tuvo un remate en el travesaño y Millonarios lo intentaba con chispazos. Briceño tuvo una clarísima en un mano a mano con Julio. El delantero tenía la ventaja pues estaba más cerca del balón, pero corrió lento y perdió la chance. Y mientras Briceño corría como una tortuga tratando de alcanzar una pelota que era más suya que del portero, recordábamos todos que Astudillo, delantero de más nivel, estaba en algún lugar de la tribuna viendo el partido, ya que aunque estuvo concentrado para el juego, no fue tenido en cuenta por Bonner Mosquera. Y también, recordábamos que Martín García, criticado por muchos pero que tiene mejor nivel que el cucuteño, estaba en algún lugar de la ciudad viendo el partido, ya que desde que salió Vanemerak fue borrado por Bonner Mosquera.

Pero no todo paraba ahí: Bonner Mosquera llamó a Telembí y en su lugar sacó a Érvin González. Un cambio inentendible. Y después, a los 36 minutos, Andrés Mosquera regaló el balón y los santafereños generaron un ataque rápido por zona derecha azul, y mientras Mosquera veía como le pasaban por encima, Gustavo Rojas, quién cubría la banda, observaba a muchos metros de distancia como el rival hacía la fiesta por su sector. Preciado recibió y puso el segundo de la noche. Y mientras los santafereños celebraban el segundo gol, veíamos a Rojas perdido y recordábamos que Julio Tobar, el lateral derecho de Vanemerak que claramente mostró en sus presentaciones un mejor nivel, estaba en algún lugar de la ciudad viendo el partido, ya que por decisión de Bonner Mosquera fue enviado a entrenar con el equipo C. Así, el primer tiempo terminó con Millonarios fuera de control, con Santa Fe ganador gracias a los propios errores azules y haciendo uso de la papaya que Bonner Mosquera (o el que de verdad estaba dirigiendo) le dio. Con la hinchada insultando justamente al "chiqui" García, y con una defensa permisiva y displicente. Ya que sólo Cuadrado, Bedoya y Efraín Cortez estaban de verdad sudando. Ni Rojas, ni Mosquera, ni Zapata ni Pérez estaban en la cancha. De hecho, Cortez hizo el trabajo de toda la zaga, y gracias en parte a él fue que Santa Fe no llegó con más peligro.

Para el segundo tiempo, si bien la consigna era clara y se podía empatar, no pasó mucho. Bonner Mosquera volvió a hacer de las suyas con sus "maravillosos cambios" y envió al campo a Cochas para sacar a Jonathan Estrada, que junto a ciciliano son los jugadores que más desequilibrio hacen en la nómina. El cambio no le gustó a nadie, y por eso los insultos al asistente técnico y excapitán de Millonarios no se hicieron esperar. Millonarios tuvo la pelota casi que todo el segundo tiempo y llegó en ocasiones a gol, pero en líneas generales, el equipo era inofensivo. Briceño volvió a tener un mano a mano, pero corrió hacia un lado, lento como en el primer tiempo, y permitió que otra vez el arquero cardenal le ganara. Tuvo también otra opción de anotar luego de un gran centro de Ciciliano, pero cabeceó directo al portero. Santa Fe llegó con riesgo dos veces más en contragolpes, en donde otra vez Pérez brilló por su ausencia en la mitad. Los minutos pasaron, la desesperación aumentaba. Bonner Mosquera se metió en el banco y de ahí no salió nunca más hasta que terminó el partido. Y mientras tanto, los hinchas la emprendieron otra vez contra García, mientras con cantos de aliento reprochaban la salida de Vanemerak y lo pedían de vuelta. Este partido, con Vanemerak en la dirección técnica, Millonarios no lo perdía nunca. Sobre el final salió expulsado Efrain Cortez, el que mejor jugó en Millonarios, el que junto a Cuadrado, Bedoya, Estrada y Ciciliano -por momentos- disputaron el partido entendiendo que era un clásico y no con displicencia y miedo.

La derrota deja a Millonarios casi eliminado (hay que ganar los tres partidos que quedan para pelear la clasificación), pero peor que eso, fue ver a un equipo mal conformado en la nómina. Es el momento en que recordamos las palabras de Bonner Mosquera cuando asumió la "dirección técnica" diciendo que él tenía su estilo. Si, su estilo para armar terriblemente mal la concentración, su estilo para separar del plantel a jugadores que venían haciendo las cosas mejor, su estilo para alinear en un clásico a dos delanteros que no habían jugado ni tres partidos completos en todo el semestre, su estilo para hacer cambios inexplicables. A Bonner Mosquera le quedó grande dirigir a Millonarios y esta fue la gota que rebosó la copa. Aún no se entiende como estructura las alineaciones. Es como si tuviera algún capricho, o haya alguien detrás, uno de esos enemigos que tenemos dentro del club, quien es el que de verdad conforma las concentraciones y utiliza a Bonner Mosquera como su chivo expiatorio. Lo de hoy fue vergonzoso, y la hinchada, esa que sigue acompañando masivamente aún después de 20 años sin triunfos, esa que sigue pintándole la cara a las hinchadas rivales en fiesta y en aliento, esa que sigue fiel a pesar de las desdichas, no se merece un trato ni administrativo ni técnico como este. Razón tienen todos los hinchas que hoy con sus cantos recordaron a los dirigentes que hasta el 16 de Abril Millonarios tenía un buen técnico y que ahora es un barco a la deriva.

abril 16, 2008

Mario: muchas gracias de verdad

Llegó a Millonarios después de una catástrofe de resultados que suscitaron la salida anunciada de Martín Lasarte: Un 6-1 vergonzoso en contra en Armenia y luego un 0-3 fatídico el primero de Septiembre de 2007 ante Pasto en El Campín. Tomó al equipo acabado, no solo en la tabla, también en el campo anímico. Debutó la noche del 5 de Septiembre de 2007 en Medellín, enfrentando a Nacional por la segunda fase de la Copa Sudamericana. Una fecha que los colombianos hinchas de la selección recuerdan por el 5-0 a Argentina en el 93, evento que para nosotros pasó a convertirse en segundo plano. El debut de Mario no pudo ser mejor, le regaló a la hinchada la victoria que más nos gusta celebrar: Millonarios ganó 3-2, aún con el arbitro 100% parcializado en contra. Y ocho días después, el 13, Millos terminó de sepultar al equipo antioqueño cuando los dos equipos empataron sin goles en El Campín y el equipo paisa quedó eliminado de la competición, en un golpe doloroso que aún los verdes no olvidan y que significó algo de venganza por el robo que ese equipo hizo a punta de pito en 1989.

Poco a poco empezó a sumar puntos en la tabla y resucitó al equipo, que empezó a pelear por la clasificación cuando muchos lo daban por muerto. Le regaló otro logro más para el recuerdo a la afición cuando estuvo en la banca en la recordada victoria número 100 de Millonarios ante su rival de patio en el clásico capitalino. Fue a Chile y eliminó a Colo Colo, el equipo más grande de ese país, luego de que muchos daban al equipo por eliminado antes de jugar. Estuvo también en la histórica victoria de Millonarios en el mítico estadio Morumbí ante Sao Paulo y su momento de mayor recordación se dio la noche del 24 de Octubre de 2007. Ese día, Millonarios derrotó 2-0 a Sao Paulo y se ubicó entre los cuatro mejores equipos del continente, tengo aún el recuerdo de verlo llorando como un niño pequeño de la emoción cuando terminó el partido. Y no llegó más lejos porque un chileno de apellido Selman no quiso y favoreció al América de México.

Le devolvió a muchos la credibilidad y el sentido de pertenencia por el equipo. Imprimió siempre la mentalidad de pelear siempre los partidos sin importar nada. Le enseñó a muchos la importancia de un clásico y la manera de tomarlo y jugarlo, con él en el banco existía la tranquilidad cuando a la hora de enfrentar a Santa Fe o Nacional se refiere, porque se sabía que los jugadores lo dejaban todo. Sabíamos nosotros que Millonarios podía perder algún partido, pero nunca bajando los brazos. Sintió al equipo que estaba dirigiendo, mucho más que algunos que se sienten muy hinchas y del radio o la televisión no pasan. Fue tanto lo que logró imprimir, que casi que de inmediato se hizo odiar a muerte por todas las hinchadas rivales. Combinó siempre lo profesional con lo pasional, y eso le hizo cometer sus equivocaciones, pero es humano.

Defendió a muerte sus colores, tal como cuando fue jugador. Su sueño es el de sacar al equipo campeón y retomarlo por el camino del bien, ese que los enemigos del equipo (algunos incluso continúan adentro) le hicieron perder. Daba gusto escuchar sus declaraciones cada vez que el equipo fue tumbando rivales en la copa Sudamericana. Y defendió tanto estos colores y este escudo que no aguantó las porquerías que vivió y habló de más, lo que le costó su salida del equipo.

Más allá de los resultados, los hinchas jamás olvidaremos que Mario tuvo la valentía de hablar y no se dejó. Nunca se dejó de los comentarios malintencionados de la prensa enemiga y respondió, ganándose así el odio y la crítica fuerte de ellos, los que detestan que Millos ande bien y están detrás de un micrófono o teclado. Habló lo que otros técnicos como Fernando Castro y Juan Carlos Osorio ya habían mencionado a medias: Salió a los medios y contó la historia por dentro, la de los enemigos del club que quieren acabarlo a costa de beneficios personales. Eso, a la larga y lamentablemente, fue lo que le costó el puesto. Su última victoria fue un magistral 3-1 al América de Cali.

No aguantó que un árbitro favoreciera a Santa Fe y por reclamar (si, reclamar y nada más) se ganó una sanción drástica, debido a la clara persecución que hay contra Millonarios, patrocinada por los enemigos en los micrófonos y por los de adentro, que aprovecharon la situación para hundirlo más con declaraciones politiqueras en los medios. Días después, un arrebato en Pasto que costó otra sanción drástica, ridícula y exagerada fue la preparación de lo esperado por muchos. La derrota del pasado domingo en casa con Chicó, en el único partido en que Millos no lució ni luchó de toda su era como entrenador (curioso) precipitó su salida y, con ella, la tranquilidad para los enemigos del club.

Nunca pasó de héroe a villano, esas son payasadas de algunos. Muchos -los que no les convenía que fuera el técnico del equipo más grande del país, al que están desangrando- querían su salida y por sus declaraciones, sanciones y demás ésta se dio. Es curioso que el último sábado no estuvo en la práctica del equipo, justo el mismo día que uno de los directivos organizó una piñata en la sede de entrenamiento para su hijo.

Mario: esta hinchada recordará siempre el que ojalá sea su primer y no último ciclo como entrenador en Millonarios. Esta hinchada recuerda cada victoria vivida. Pero sobre todo, esta hinchada recuerda su lucha contra los enemigos del club, los de afuera pero sobre todo los de adentro, esos que hoy están de plácemes por su salida porque tienen vía libre para seguir haciendo de las suyas con el club y jugando con los sentimientos de cada uno de nosotros, los que de verdad amamos a Millonarios.

Muchas gracias Mario, un ídolo de verdad. Yo estoy convencido de que pronto volverá al banco embajador, para culminar su sueño, el mismo de todos los hinchas, el mismo que desde adentro algunos quieren a toda costa evitar.

Pesadilla

Si usted, hincha albiazul, estuvo en El Campín el día de hoy y estuvo también la noche del sábado primero de Septiembre de 2007, pudo notar que la sensación que quedó al salir del estadio fue la misma. Lo inexplicable hoy no es el resultado, pues por lo visto en el campo de juego fue justo. Lo que es inexplicable de verdad es la manera tan displicente como jugó el equipo hoy, sobre todo en el segundo tiempo, para terminar derrotado, paseado y humillado por el Boyacá Chicó en El Campín y no mostrar ni voluntad ni ganas, algo que hasta hoy siempre tuvo el equipo de Vanemerak. Todo, absolutamente todo lo que ocurrió el domingo 13 de Abril de 2008 debe quedar en el olvido.

Hizo mucho frío en Bogotá, y desde las 3 de la tarde un aguacero desesperante cayó sobre la capital colombiana, un aguacero que no cesó sino hasta después del partido y que ahuyentó a algunos de presentarse en el coloso de la 57. Aún así, más de 12 mil personas llegamos, presagiando y esperando una victoria que hubiese ubicado a Millonarios en el quinto lugar. Todos los resultados se dieron y conspiraron para que Millos ascendiera en la tabla. Se sabía que el rival no era fácil y que, por la situación en la tabla de posiciones, este era un partido de seis puntos por ser rival directo. El impulso a Millonarios le duró quince minutos. Millonarios empezó a presionar desde el inicio al conjunto boyacense y sobre los siete minutos, el central sancionó un penal por una supuesta mano que reclamó la visita (el reclamo que yo hago es que después de la infracción Jonathan quedó sólo ante el portero y no hubo norma de ventaja). Y ahí apareció la primera señal de la debacle que vendría: Ciciiano cobró al palo derecho de "Prono", quien atajó. Millonarios perdió la mejor oportunidad de irse arriba en el marcador y cambiar la historia de la que se convirtió después en una pesadilla de domingo.

Millonarios siguió dominando con Jonathan Estrada por zona izquierda y el trabajo de sacrificio de Carreño. Prono se constituía hasta ese momento en la figura del partido, y en la primera llegada que tuvo Chicó se fue arriba, un remate mordido que terminó convirtiéndose en centro. Santander Ospina intentó rechazar y terminó haciendo la asistencia. Pacheco quedó solitario ante Cuadrado y definio al ángulo ante la mirada pasiva de Mosquera. Corrían 18 minutos. Vanemerak (¿o Bonner?) lo intentó: envió a Cochas al campo en reemplazo de Díaz. Millonarios siguió acercándose, Prono empezó a quemar tiempo y a desesperar. Vino entonces otra de las malas: Carreño se lesionó y Martín García entró en su lugar. Y a un minuto del entretiempo, otra vez de forma colectiva, Chicó anotó el segundo con Marcos Pérez. Así se fue el primer tiempo.

Lo del segundo tiempo no tiene presentación. Pareció como si la lluvia, que tenia tiritando a los asistentes, se hubiera trasladado a los jugadores, porque ellos lucían fríos, tullidos, congelados, faltos de todo. Millonarios no llegó al arco rival en todo el segundo tiempo. Tal sería el desastre, que el equipo visitante se quedó con un hombre menos durante 17 minutos, y Millonarios no llegó nunca al arco rival, y por el contrario recibió el tercero, anotado por Caneo. Y minutos después, Andrés Mosquera recibió tarjeta roja por una entrada desmedida. Triste es que el defensor venía de pagar suspensión por otra roja ante Pasto y en su reaparición de nuevo se hizo expulsar. Mientras a los jugadores de Millonarios les hacía falta una combinación de todo para lucir, el equipo visitante empezó a pasearse en El Campín haciendo toques y dejando en ridículo a los nuestros. Hiceron la fiesta con Millonarios y estuvieron dos veces cerca de seguir de largo. El último cambio que quemó Millos fue la entrada de Astudillo por Tobar, pero ni así el equipo logró llegar al arco de Prono. Un festival de pelotazos al ollazo que nunca funcionaron. De hecho , tanto Astudillo como Martín brillaron por su ausencia, no se notaron. Ciciliano cometía errores de jugador de colegio, devastado por el penal errado. El único jugador de Millonarios que intentó sacar la cara fue Estrada. Lo de Bedoya y Robayo es para el olvido.

Sobre el final, Guerrero, quien había ingresado al campo instantes antes, decretó el cuarto y lapidario a un minuto del final. La horrible noche por fin llegó a su final, y con ella llegaron una cantidad enorme de dudas y anti-récords. Por ejemplo, que Boyacá Chicó jamás había ganado en El Campín hasta hoy; que la última vez que Millos había perdido 4-0 en casa se remonta a 1957, año de la peor campaña de Millos de toda la historia; que desde 2004, el año de la crisis más grave de la institución, Millonarios no recibía cuatro goles en contra jugando en Bogotá (aquella vez fue Santa Fe) y antes tendríamos que remontarnos a 2001 en un partido en que el Cali que todos conocían como el "Green Team" ganó 4-1; y que con ésto, Millonarios lleva cinco años consecutivos siendo goleado al menos una vez en casa (2007 con Pasto, 2006 con tolima, 2005 con Santa Fe y 2004 con Huila).

Si hacemos la comparación entre Septiembre 1 de 2007 y la noche de hoy, encontramos similitudes enormes. Aquella noche los jugadores se pararon para darle paso a la salida de Martín Lasarte. Hoy Millonarios jugó igual que aquella vez. ¿Acaso le están "haciendo el cajón" a Vanemerak?, ¿Acaso la orden de no jugar bien llegó desde los altos mandos?, ¿Cómo es posible que haya un cambio tan grande de pasear al América a ser paseado por el Chicó?. Algo extraño ocurre, y habrá que esperar el desarrollo de los días para encontrar las respuestas.

abril 06, 2008

Tarde negra en Pasto

Millonarios salió parcialmente de los ocho clasificados luego de caer en una tarde atípica en la ciudad de Pasto ante el equipo de esa ciudad. Más allá de haber perdido los tres puntos, Millonarios perdió también a sus dos defensores centrales y tuvo que jugar gran parte del segundo tiempo con una defensa bastante improvisada y le anularon un gol. Más allá de los infortunios, Millonarios jugó el peor partido de todo el 2008, una combinación de factores negativos impresionante. Ahora hay que vencer o morir en estas 6 jornadas que quedan.

Vanemerak optó por jugar con dos delanteros y sacrificó a Jonathan, quien fue al banco. El primer tiempo fue de parte y parte. Tanto Milton Patiño, arquero local cuya historia -ya conocida por todos nosotros- indica que siempre fue un arquero del montón que cuando jugó contra Millonarios mágicamente crecía su nivel exponencialmente y era siempre figura del rival, como Cuadrado fueron los dos jugadores superlativos de la cancha. Sobre la primera media hora de juego en una llegada por zona izquierda el Pasto anotó el primer gol de la tarde por intermedio de Alonso. Millonarios buscó la reacción y llegó, pero el volumen ofensivo no era el mismo de partidos anteriores y Martín García volvió a brillar por su mal nivel, cosa que no sucedía desde el partido con Quindío. Pasto siguió acercándose, y Cuadrado volvió a demostrar que anda en un muy buen nivel para beneficio millonario.

Para el segundo tiempo Millonarios intentó tener más el control y se apropió del balón. La entrada de Estrada por Tobar dio más dinamismo al ataque. Minutos después hizo su aparición Astudillo, quien había debutado en Copa Colombia diez días atrás ante Centauros, por Martín García. Vino entonces la tarjeta roja para Mosquera, primera amarilla por reclamar y la segunda por una mano. Y los males seguían: Llegada de Millonarios, remate de Astudillo y pelota al fondo: Gol. Era el primero de Astudillo con Millonarios, hasta que la combinación central - línea anuló la jugada. Y los males seguían, después el expulsado sería Asprilla. Millonarios quedó sin centrales y los tres cambios ya estaban hechos (Zapata ingresó por Díaz). Con esto, Vanemerak tuvo que improvisar una defensa de tres hombres con Robayo, Bedoya y Zapata. Y con todo y los dos hombres de menos, Millonarios encerró al Pasto en los últimos quince minutos del partido y tuvo opciones y garra como para empatarlo. El arquero local fue la figura del compromiso ya que entre él y la falta de suerte en la definición de los nuestros el rival se quedó con el arco en ceros.

Sobre el final del partido en un contragolpe, Martínez sentenció el juego, y un minuto después Patiño, el arquero pastuso se fue expulsado por pérdida deliberada de tiempo (con el juego liquidado y el tiempo cumplido esa expulsión me pareció más a una actitud del central queriendo compensar que a cualquier otra cosa, y de ser así ya no servía de nada). Lamentablemente la combinación de resultados de la jornada dejó a Millos noveno en un torneo caracterizado por equipos parejos. El siguiente rival es el Chicó, que viene de golear 7-2 al Tolima y es rival directo en la lucha por la clasificación.

abril 03, 2008

1, 2, 3... Ciciliano otra vez

Noche majestuosa, noche excelente. Millonarios no se dejó doblegar por el baldado de agua fría que representó recibir un gol a los veinte segundos de juego y terminó superando ampliamente en El Campín a un América de Cali que complicó y lució durísimo en el primer tiempo, pero que terminó caído física y anímicamente en el segundo tiempo ante casi 40 mil espectadores. Ricardo Ciciliano anotó los tres goles de los azules. Justo y merecido.

Desde la espectacular salida con humo, papel y rollos en todas las tribunas se presagiaba que la del miércoles 2 de abril sería una noche distinta. Ya atrás había quedado el guayabo de los previos empates con sabor a derrota ante los dos rivales más significativos de la hinchada. América, catalogado por algunos como "equipo grande" (no comparto) y equipo con que los hinchas azules de 30 años hacia arriba tienen una rivalidad aparte, era el siguiente rival, y los cuatro puntos perdidos en las últimas confrontaciones, sumados a los puntos dejados en el camino en las fechas anteriores, obligaban a los Millonarios a sacar la victoria como fuera para no salir de los ocho clasificados. Para este encuentro, Vanemerak optó por dejar a Cochas en la banca por la norma del juvenil, y Alex Díaz regresó a la alineación titular para jugar el que fuera el mejor partido del año de él. El comienzo no era alentador: América sacó en media cancha y en veinte segundos anotó el primer gol del partido por intermedio de Ramos. Algunos ni siquiera se habían alcanzado a acomodar y Millos perdía 0-1. Afortunadamente, la reacción embajadora no se hizo esperar y la ventaja visitante solamente duró cuatro minutos. En el minuto 5 Jonathan puso un pase al vacío, los defensas visitantes intentaron dar el paso al frente y causar la trampa del fuera de juego, pero fueron lentos, y Carreño y Ciciliano aparecieron totalmente habilitados en el área. El argentino remató, el golero salvó y Ciciliano, quien lucía la cinta de capitán, aprovechó el rebote para sentenciar el empate. Esa fue, en el fondo, la clave del partido. Lo mejor que pudo pasar fue haber empatado rápido, no hubo tiempo para la desesperación.

Y después del empate Millonarios se fue con todo, y entre Ciciliano, Díaz, Estrada y Carreño, los embajadores poco a poco fueron inclinando la cancha a su favor. Fue así como llegó el segundo de la noche: jugada por izquierda, pase profundo a Díaz que amagó y metió un excelente Centro, Carreño recibió y con el pecho le dejó el balón a ciciliano quien remató perfecto desde fuera del área para batir por segunda vez al portero americano, corrían 16 minutos y Millonarios ya había dado vuelta al marcador con total merecimiento. Para entonces Millonarios seguía arremetiendo. Carreño, a pesar de estar pasado de revoluciones y ganarse una tarjeta amarilla por ello, tenía desconcertados a todos los defensas de camisa roja. ciciliano siguió haciendo los cambios de frente perfectos y Estrada y Díaz se juntaban para generar mucho peligro. Hasta que llegó el minuto 24, cuando en una jugada de otro partido Efraín cortéz y Luis Tejada, el panameño, salieron expulsados. Y ese momento fue negativo para Millonarios. América se fue con todo y Cuadrado se convirtió en figura al salvar tres pelotas clarísimas de gol que tuvo la visita. América se juntó mucho por zona derecha -izquierda azul- en donde con mucho toque lograron desesperar por momentos a la zaga embajadora. Fue ahí cuando Vanemerak hizo su primer cambio: envió a Asprilla y sacrificó a Díaz, ovacionado por la gente. Con el cambio el ataque ofensivo de la visita disminuyó, aunque el equipo rojo siguió metiendo a Millonarios en su terreno, y el equipo azul así mismo perdió en profundidad.

Para el segundo tiempo la propuesta de Millonarios en el arranque fue controlar el partido pero con la pelota. Ya los errores cometidos el pasado sábado en Medellín que costaron la victoria sobre el final estaban más que aprendidos. Y Millonarios, a punta de toque y cambios de frente, fue quemando físicamente al rival. América por momentos tenía la pelota, pero era inofensivo, como un niño recién nacido. Andrés Pérez se convirtió en hombre importante en la mitad de la cancha quitando balones, pero fallaba después al momento de poder generar contragolpes letales que fallaban. Fue el momento en el que Vanemerak hizo uso de su segundo cambio: Envió a Cochas y sacó a Estrada, quien un minuto antes de su salida había generado por izquierda una clara opción de gol. Aun con el rival teniendo el balón, en la tribuna había tranquilidad, ya que si América llegó con peligro una vez al arco azul fue mucho. Faltaba un cambio, y estaba más que cantado: Carreño ya estaba fundido fisicamente y en su lugar ingresó Martín, regresando después de la lesión que sufrió ante Santa Fe. Y Martín fue la pieza fundamental para sepultar al equipo de cali cuando quedaban ocho minutos: Saque largo de Cuadrado, carrera de Martín por izquierda, pase a cochas, quien a su vez habilitó a Ciciliano que con fuerte remate derrumbó a cuanta camiseta roja estaba en el estadio: 3-1, tres de Ciciliano, el capitán de este barco azul que navegó a su antojo por El Campín esta noche.

Lo que vino después fue el pase, el toque, el grito de "ole" de los más de 30 mil hinchas azules en las gradas una y otra vez, el deleite, los cantos, las sonrisas. Y mientras los azules le daban un concierto de pases y un curso intensivo de paternidad al rival, los rojos lucían apagados y contando los segundos para que Albert Duarte finalizara el partido. Inclusive, Martín tuvo el cuarto luego de partir habilitado en un pase al vacío y tener al frente solamente al golero Berbia. Lamentablemente, su definición estuvo lejos de ser buena y el balón se fue lejos del arco. Terminó el partido y al mismo tiempo se sintió la ovación generalizada para con todos los miembros del equipo, que dejaron claro que aprendieron de los errores de los dos partidos anteriores, que ganaron con total justicia y que demostraron que Millonarios está para pelear grandes cosas. Con la victoria, Millonarios ascendió al sexto lugar de la tabla y visitará el próximo domingo al Pasto a las 3:30 PM.

Algunos creen que lo tienen todo asegurado y se sienten grandes por ganar una copa amistosa de pretemporada que no quita ni pone. Los partidos que valen, los de la verdadera estadística, son los partidos oficiales. Por eso es que Millos es el papá y los demás son todos sus hijos.

Faltaron 120 segundos para el 100

Faltaron dos minutos, sólo 120 segundos, para lo que hubiera sido una justísima y merecidísima victoria en Medellín que significaba la victoria 100 de Millonarios sobre Nacional en enfrentamientos directos. Lamentablemente una desatención combinada de Cochas que perdió el balón, de la defensa que mostró pasividad y de Cuadrado, quien hasta ahí había tapado todo y en el último remate del partido se le pasó la pelota le sirvió al equipo verde para empatar y salvar los muebles. Supo a derrota, claro, porque el partido estaba ganado hasta el minuto 90. Se perdieron dos puntos más.

Algunos todavía pensamos -pensábamos, mejor-, en una combinación de optimismo con fantasía, que las autoridades de Medellín ya iban a reconsiderar su proceder esclavista y tortuoso para con la hinchada de Millonarios cuando ésta se desplaza a esa ciudad, más después de las gestiones que la gente de "Goles en Paz" hace aquí en Bogotá cuando Millos es el local y esos los visitantes. Pues bien, la falta de respeto estuvo a la orden del día de nuevo. Ya no se conforman con -literalmente- sacar a los hinchas de Millos que no están en Occidental quince, veinte o hasta treinta minutos antes de finalizar el partido. No, ahora también le añadieron al combo la "facultad" de dejar entrar a los que viajan en caravana a los veinte minutos de juego. Esto ya raya en lo absurdo y la falta de respeto no puede ser peor. Es decir, que un hincha viaja casi 25 horas, llega y paga el 100 por ciento del valor de una boleta, paga por ver un espectáculo completo, y resulta que de noventa y tantos minutos de partido sólo puede ver cincuenta. Una verguenza lo de las autoridades paisas, el sábado volvió a pasar, aún cuando había demasiada gente de Millonarios en el sitio asignado del estadio, la zona norte de la tribuna Oriental.

Lo vio la gente que estuvo en el estadio de Medellín, y lo vio el mundo entero por televisión. La "hinchada" verde, los autenticos "profanadores de la mentira", otra vez quedaron en ridículo. No jugaban un partido cualquiera, era el partido, que sabemos todos que es el que más expectativa genera en todo el país, y ellos son los que una y otra vez se llenan la boca de payasadas y no hacen más que decir que son "la mejor hinchada" y "la que siempre llena". Ellos, los que la noche del sábado en el partido más importante del país no metieron ni 15 mil personas al estadio, y eso, que el gran número de seguidores embajadores presentes fue lo que más les ayudó a que ese estadio se viera lleno -hasta que la policía los sacó, claro está-. Inclusive hasta Carlos Antonio Vélez, seguidor del equipo local por razones corporativas y más cuando juega con Millonarios por razones personales, tuvo que aceptar la verguenza de la tribuna. Lo vimos todos, la hinchada resultadista, esa que cuando no gana abandona. Por este y otros motivos ya es inocultable la verdad: Hinchada en Colombia hay una sola, la hinchada de Millos.

Ahora si, al partido. Con Millonarios diezmado por las infames sanciones que dio la Dimayor a Bedoya y Vanemerak, la lesión de Martín y la suspensión de Mosquera (Bedoya, Martín y Mosquera hacen parte claramente de la columna vertebral millonaria), el técnico embajador optó por jugársela con Asprilla en defensa y Pérez en la contención. Volvió a aparecer en escena Vanemerak Jr. en ataque y de arranque empezaron Ciciliano y Cochas, dejando a Jonathan en el banco los primeros quince minutos del partido. En esos quince minutos el central amonestó inmerecidamente a Tobar por una falta normalita y a Efraín Cortéz "por demorar tiempo", Millonarios optó por jugar tocando la pelota y no dejándosela al equipo verde, aunque claro está, el equipo llegó muy bien hasta tres cuartos de cancha y ahí faltaba profundidad. Nacional optó por la media distancia, vía por la que llegó tres veces en el primer tiempo en igual número de remates desde fuera del área que Cuadrado salvó bastante bien. Millonarios llegó dos veces de forma clara, un remate de Jonathan estrada (ingresó por Vanemerak) que pasó cerca del horizontal y un remate de media distancia que claramente salvó el arquerito de Nacional -a quien un amigo mío rebautizó "Forrest Gump"- pero que para el central fue saque de meta. Hubo una tercera jugada de riesgo luego de un pase al vacío a Carreño, pero solamente el juez de línea de Oriental vio fuera de lugar, estaba claramente habilitado el argentino.

El segundo tiempo arrancó con un cabezazo del traidor paraguayo que salvó muy bien Cuadrado, después de eso, Millonarios se paró mejor en la cancha y volvió a tener el control del partido. Hasta entonces todas las llegadas del equipo local estaban siendo ocasionadas por una falla en la mitad del campo, sobre todo en el momento de ganar los rebotes. Ciciliano, Cochas y Estrada se juntaron mejor, y en una de esas, Ciciliano puso un muy buen pase al vacío para Jonathan que definió, la pelota pegó en el cuerpo de Gump y se fue directo al arco verde lentamente, pero para dejar el drama a un lado y dejar las cosas claras, Carreño se encargó de empujar la pelota en la línea y decretar así el 1-0 para Millonarios. Fue el tercer gol de Carreño con la camiseta más gloriosa del país, y corrían 26 minutos. Y a partir de ese momento, con la ventaja, los jugadores de Nacional se descontrolaron, se puteaban unos a otros y así mismo sus "hinchas", que ni cortos ni perezosos acompañaron el canto del "ole" que hacían los azules en las tribunas. Nacional no volvió a llegar con claridad, el partido estaba controlado y nadie se imaginaba un virtual empate, Nacional estaba muerto.

Pero tal como pasó siete días atrás con Santa Fe, como pasó en Cali y como pasó en Cúcuta, bastó una imprecisión para que reviviera el muerto, y Zúñiga empató luego de una pérdida de pelota de Cochas y una desatención defensiva -tal vez, la única de todo el segundo tiempo-. Y esta vez Cuadrado no pudo atajar el remate. Algunos dijeron que Vanemerak tenía algo de culpa por no haber quemado los dos cambios que quedaban en esos minutos finales para enfriar el partido, es muy fácil criticar después de que las cosas pasan. En mi opinión, el partido estaba tan controlado que ni se me pasó por la cabeza que habían cambios. Y hablando de Zúñiga... ¿Notaron que él también estaba sancionado pero la comisión arbitral le dejó pagar la sanción en Copa Colombia el pasado miércoles? ¿Notaron que Zúñiga es el único jugador que "medio suda la camiseta" en ese equipo de muertos? Blanco es, gallina lo pone...

Obviamente este empate supo a derrota, se fueron dos puntos más y aunque el equipo se mantiene dentro de los ocho clasificados, en estos momentos debemos recordar los puntos cedidos con Medellín, con Cali, con Quindío, con Tolima, con Cúcuta, Con Santa Fe y ahora con Nacional. Puntos cedidos por Millos y las desconcentraciones y/o la falta de efectividad pero nunca por virtudes de los rivales. Puntos que de haber llegado tendrían a Millos liderando la tabla y que ahora ya tiene a algunos haciendo cuentas...

El arbitraje, aunque por instantes se mostró parcializado hacia los locales, no fue tan infame como en otras confrontaciones en Medellín, eso hay que mencionarlo "entre lo positivo". Para las cuentas, este fue el empate número 80 entre Millonarios y Nacional, Millonarios tiene 99 victorias, el equipo verde 67. La paternidad es extrema, y las cifras muy similares a las de Millonarios - Santa Fe.

PD: Y como pasó con los santafereños siete días atrás, los mierdolagas celebraron el empate al final del partido como si hubieran ganado un título, siguiendo a sus hermanitos rojos en la ya conocida campaña "Conocemos la gloria cuando empatamos con papá embajador".