Pesadilla
Si usted, hincha albiazul, estuvo en El Campín el día de hoy y estuvo también la noche del sábado primero de Septiembre de 2007, pudo notar que la sensación que quedó al salir del estadio fue la misma. Lo inexplicable hoy no es el resultado, pues por lo visto en el campo de juego fue justo. Lo que es inexplicable de verdad es la manera tan displicente como jugó el equipo hoy, sobre todo en el segundo tiempo, para terminar derrotado, paseado y humillado por el Boyacá Chicó en El Campín y no mostrar ni voluntad ni ganas, algo que hasta hoy siempre tuvo el equipo de Vanemerak. Todo, absolutamente todo lo que ocurrió el domingo 13 de Abril de 2008 debe quedar en el olvido.
Hizo mucho frío en Bogotá, y desde las 3 de la tarde un aguacero desesperante cayó sobre la capital colombiana, un aguacero que no cesó sino hasta después del partido y que ahuyentó a algunos de presentarse en el coloso de la 57. Aún así, más de 12 mil personas llegamos, presagiando y esperando una victoria que hubiese ubicado a Millonarios en el quinto lugar. Todos los resultados se dieron y conspiraron para que Millos ascendiera en la tabla. Se sabía que el rival no era fácil y que, por la situación en la tabla de posiciones, este era un partido de seis puntos por ser rival directo. El impulso a Millonarios le duró quince minutos. Millonarios empezó a presionar desde el inicio al conjunto boyacense y sobre los siete minutos, el central sancionó un penal por una supuesta mano que reclamó la visita (el reclamo que yo hago es que después de la infracción Jonathan quedó sólo ante el portero y no hubo norma de ventaja). Y ahí apareció la primera señal de la debacle que vendría: Ciciiano cobró al palo derecho de "Prono", quien atajó. Millonarios perdió la mejor oportunidad de irse arriba en el marcador y cambiar la historia de la que se convirtió después en una pesadilla de domingo.
Millonarios siguió dominando con Jonathan Estrada por zona izquierda y el trabajo de sacrificio de Carreño. Prono se constituía hasta ese momento en la figura del partido, y en la primera llegada que tuvo Chicó se fue arriba, un remate mordido que terminó convirtiéndose en centro. Santander Ospina intentó rechazar y terminó haciendo la asistencia. Pacheco quedó solitario ante Cuadrado y definio al ángulo ante la mirada pasiva de Mosquera. Corrían 18 minutos. Vanemerak (¿o Bonner?) lo intentó: envió a Cochas al campo en reemplazo de Díaz. Millonarios siguió acercándose, Prono empezó a quemar tiempo y a desesperar. Vino entonces otra de las malas: Carreño se lesionó y Martín García entró en su lugar. Y a un minuto del entretiempo, otra vez de forma colectiva, Chicó anotó el segundo con Marcos Pérez. Así se fue el primer tiempo.
Lo del segundo tiempo no tiene presentación. Pareció como si la lluvia, que tenia tiritando a los asistentes, se hubiera trasladado a los jugadores, porque ellos lucían fríos, tullidos, congelados, faltos de todo. Millonarios no llegó al arco rival en todo el segundo tiempo. Tal sería el desastre, que el equipo visitante se quedó con un hombre menos durante 17 minutos, y Millonarios no llegó nunca al arco rival, y por el contrario recibió el tercero, anotado por Caneo. Y minutos después, Andrés Mosquera recibió tarjeta roja por una entrada desmedida. Triste es que el defensor venía de pagar suspensión por otra roja ante Pasto y en su reaparición de nuevo se hizo expulsar. Mientras a los jugadores de Millonarios les hacía falta una combinación de todo para lucir, el equipo visitante empezó a pasearse en El Campín haciendo toques y dejando en ridículo a los nuestros. Hiceron la fiesta con Millonarios y estuvieron dos veces cerca de seguir de largo. El último cambio que quemó Millos fue la entrada de Astudillo por Tobar, pero ni así el equipo logró llegar al arco de Prono. Un festival de pelotazos al ollazo que nunca funcionaron. De hecho , tanto Astudillo como Martín brillaron por su ausencia, no se notaron. Ciciliano cometía errores de jugador de colegio, devastado por el penal errado. El único jugador de Millonarios que intentó sacar la cara fue Estrada. Lo de Bedoya y Robayo es para el olvido.
Sobre el final, Guerrero, quien había ingresado al campo instantes antes, decretó el cuarto y lapidario a un minuto del final. La horrible noche por fin llegó a su final, y con ella llegaron una cantidad enorme de dudas y anti-récords. Por ejemplo, que Boyacá Chicó jamás había ganado en El Campín hasta hoy; que la última vez que Millos había perdido 4-0 en casa se remonta a 1957, año de la peor campaña de Millos de toda la historia; que desde 2004, el año de la crisis más grave de la institución, Millonarios no recibía cuatro goles en contra jugando en Bogotá (aquella vez fue Santa Fe) y antes tendríamos que remontarnos a 2001 en un partido en que el Cali que todos conocían como el "Green Team" ganó 4-1; y que con ésto, Millonarios lleva cinco años consecutivos siendo goleado al menos una vez en casa (2007 con Pasto, 2006 con tolima, 2005 con Santa Fe y 2004 con Huila).
Si hacemos la comparación entre Septiembre 1 de 2007 y la noche de hoy, encontramos similitudes enormes. Aquella noche los jugadores se pararon para darle paso a la salida de Martín Lasarte. Hoy Millonarios jugó igual que aquella vez. ¿Acaso le están "haciendo el cajón" a Vanemerak?, ¿Acaso la orden de no jugar bien llegó desde los altos mandos?, ¿Cómo es posible que haya un cambio tan grande de pasear al América a ser paseado por el Chicó?. Algo extraño ocurre, y habrá que esperar el desarrollo de los días para encontrar las respuestas.
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