noviembre 14, 2007

Hoy te amo más que nunca

Millonarios: Hoy te amo más que nunca, aun cuando a un chileno mañoso, descarado y malintencionado le hayan bastado tan sólo 17 minutos para acabar un sueño que tenía contigo. El mismo chileno que este sábado va a venir a Bogotá a favorecer a la selección Colombia y perjudicar a Venezuela, buscando "compensar". ¿Compensar qué? Como si a mi me interesara lo que pase con esa selección, bah! El daño ya está hecho.

Hoy te amo más que nunca, y te agradezco por todos los momentos de este año que terminó para mi anoche. Por cada victoria y por cada revés. Por ser la fuente de mis alegrías y tristezas. Por ser el motor principal que me hace levantarme en las mañanas, esperando siempre con ansias que llegue el día para verte, haciendo cuentas regresivas de días y horas. Los meses que vienen no van a ser iguales, ya no existirá esa motivación. Habrá un vacío.

Hoy te amo más que nunca, porque en cada cancha que pisaste en el continente lo dejaste todo y me hiciste más orgulloso de quererte. Porque en cada lugar fuiste un verdadero embajador, y los jugadores que vistieron tu camiseta y defendieron tus colores fueron verdaderos guerreros y le hicieron ver al mundo que este es el famoso Millos. Porque para aquellos en el mundo que no te conocían les quedó la mejor impresión que podía quedarles. Porque el continente vio al más grande de Colombia y a lo más grande de mi vida.

Hoy te amo más que nunca, y cada vez que algún obtuso periodista o hincha de otro equipo -de esos que por meses sufrieron con mis alegrías y que hoy se vanaglorian con mi tristeza- intenta burlarse te amo aún más. Y pasa lo mismo cuando antes de cada partido esos mismos empiezan a pronosticar malos resultados. Pasa que la gente no entiende lo que significas y lo que mueves.

Hoy te amo más que nunca, y se que no soy el único. Porque son muchos los que por ti lo dejan todo para ir a verte, los que como yo han estado siempre, los que de verdad sentimos un dolor inmenso cuando las cosas no salen. Que nunca han ni pensado en abandonarte, ni motivando a la gente a no volver, aun después del resultado más adverso posible. Que están ahí siempre, así estés en el último lugar y juegues contra el equipo más chico del mundo en una noche lluviosa y fría.

Hoy te amo más que nunca, cada lágrima derramada, por alegría o dolor, así lo demuestra. Aun no ha aparecido la primera mujer que me despierte lo mismo, y dudo mucho que aparezca. Porque aunque he estado enamorado no es igual, el sentimiento no es el mismo, no alcanza. Anoche, después de que ese chileno mañoso acabara con mi ilusión, estaba deshecho, no quería saber de nada. Y anoche mi hermano -mi fiel amigo y compañero de la vida y de la tribuna- me preguntaba cosas de trabajo, nunca le puse cuidado, ¿cómo voy a ponerle cuidado a algo que no me interesa? ¿Cómo va a interesarme algo cuando el amor de mi vida había acabado la participación del año?. Tenía ganas de pegarle, depronto él, que va a la cancha conmigo siempre, tampoco entiende. Para muchos es difícil entenderlo.

Hoy te amo más que nunca. Y me duele saber que para volver a verte debo esperar más de dos meses aburridos y que se me harán eternos, porque cuando no juegas no es igual. Porque un fin de semana sin Millonarios es lo mismo que nada.

Hoy te amo más que nunca, y por eso te prometo que en 2008, como ha pasado siempre a lo largo de mis 24 años de vida, me verás volver a la tribuna, el lugar en el que más me gusta estar.

noviembre 09, 2007

Con sabor amargo

Fue el último partido del año por campeonato local en casa. No digo en total porque aun conservo la esperanza de ganar en México el próximo martes. Fue con el equipo suplente, inclusive con tres jugadores que actuaron ayer. Fue contra el clásico rival de patio, colero del campeonato. Era un clásico, el 249 de la historia, en el que sólo faltaron tres minutos para celebrar lo que hubiese sido un justo y merecido triunfo.

Y no fue así porque el árbitro sancionó un penal infame a favor de Santa Fe cuando quedaban casi 15 minutos para terminar y cuando Millos ganaba 2-0 jugando bien y literalmente paseando a un pobre equipo rojo, que con ese aliciente se fue con todo, hasta que logró el inmerecido empate en los instantes finales, ante una desconcentración en defensa.

Millonarios dominó durante tres cuartas partes del partido a su antojo. Telembí volvió al gol que le había sido negado por meses, hoy se apuntó los dos de la noche. Ambos golazos, el primero por la definición, y el segundo por el pase que puso Tejera y la habilidad de Castillo para aguantar no quedar en fuera de juego y definir con frialdad. Millonarios tuvo incluso para irse de largo, faltó de nuevo la puntada final. El equipo rojo estaba muerto, llevado, noqueado. Millonarios hacía lo que quería, a tal punto de lujos extremistas, como los intentos de Tejera de hacer gol olímpico que casi se convierten en realidad. Lamentablemente ese penal inventado desconcentró a los nuestros y envalentonó a los rojos. Eso combinado con que muchos de los jugadores azules sintieron en ese final del partido el cansancio físico.

Al final, por como se dieron las cosas y por como terminó el partido, los azules salimos con ese sabor amargo, estuvimos a 3 minutos de terminar un año perfecto contra el rival de patio, con 4 victorias en igual número de clásicos, lamentablemente no se dio, y ese empate supo a derrota, no solo porque era el clásico, sino también por la reclasificación. Ahora la opción de entrar a las copas internacionales de 2008 ya se ve mucho más lejana.

Y tal como era de esperarse de la hinchada rival, fue increible ver como celebraban ese empate como si hubieran ganado el mundial de clubes. Aunque claro, es entendible también: el hincha santafereño está más pendiente de que a Millos le vaya mal que la suerte de su propio equipo. Para ellos no haber perdido hoy es el equivalente de haber salvado el semestre, el año. No importa que esa triste realidad diga que son los últimos del campeonato, hoy estaban orgullosos y realizados: Empataron con la suplencia de papá.

noviembre 08, 2007

No ha pasado nada

Hoy hay que hacer un elogio, un agradecimiento inmenso para con los jugadores que hoy, sobre todo en el segundo tiempo, lo dejaron todo en la cancha del estadio el Campín ante un durísimo rival -sin dudas el mejor de todo el 2007-, que lograron volver luego de un marcador adverso y que aunque después por esas cosas de Dios no alcanzó el esfuerzo es realmente destacable.

También hay que decir que las series de esta copa duran 180 minutos y no 90. Y también hay que decir que aunque la situación no está muy fácil tampoco es imposible. Y que este Millonarios de la Copa ha sacado a todos sus rivales por los resultados conseguidos como visitante. Algunos ya no dan un peso por nosotros, yo prefiero mantener la ilusión, porque esto es Millos.

Millonarios empezó el partido con mucho vértigo, buscando por medio de Érvin González por derecha y Jonathan Estrada por izquierda el desequilibrio, con un centro a Villagra, el equipo albiazul tuvo 20 minutos de velocidad, pero poco a poco el rival se afianzó en la cancha y tomó el control del juego en tiempo, en espacios, en todo. Esos últimos 25 minutos de la inicial fueron una pesadilla de verdad. América de a poco fue mostrando su jerarquía, los nuestros cometieron muchas imprecisiones, que fueron la constante del ataque rápido y preciso de los mexicanos. Y pesó también ese factor importante, el de las individualidades. Cuando Jonathan se juntaba con Álex Díaz por izquierda y la pelota la recuperaba el rival, Díaz se quedaba y no volvía a marcar. Eso hizo a la zona izquierda defensiva azul una coladera por la que entró cuando quiso el equipo mexicano. Ya habíamos pasado varios sustos por ahí, hasta que a los 24 minutos, cuando Díaz tomó un rebote y podía rechazar tranquilamente, pero se demoró, tanto así que fue presionado y su rechazo terminó siendo un regalo a un jugador mexicano, aparte de eso dejó su zona descubierta y así llegó el centro para el cabezazo preciso de Villa. Si, golazo, pero el error en la jugada previa es increíble. Y ese gol desmoronó la confianza de Díaz para toda la noche. América siguió y siguió aprovechando los continuos errores del lateral izquierdo y provocando llegadas de riesgo. Y después, en una mala entrega de Ciciliano saliendo el equipo quedó mal parado y otra vez por la izquierda llegó el segundo de los mexicanos, esta vez de Salvador Cabañas. Corrían 38 minutos, y esta vez todo el equipo estaba diezmado, mentalmente muerto. Lo mejor que podía pasar era que el primer tiempo terminara y un envión anímico para la segunda parte. Antes del final de nuevo Cabañas tuvo otra clarita, pero la tiró afuera. Y por fin llegó el final, no solo del primer tiempo, también de una pesadilla amarilla que duró 25 minutos en los que Millos no se encontró nunca y el rival lo hizo todo.

Después del medio tiempo llegó la reacción. Vanemerak mandó dos cambios: Zapata por Díaz y Telembí Castillo por Ervin. Y si los últimos 25 minutos del primer tiempo fueron una pesadilla, los primeros 30 minutos del segundo tiempo fueron de ensueño. Millonarios salió con todo, lo del primer tiempo pasó al olvido, era otra historia. Apenas a los dos minutos Bedoya cobró un tiro libre que se fue ligeramente desviado, tanto así que en Oriental alcanzaron a cantar el gol, ese era el aviso de lo que vendría después. La entrada de Telembí significó más profundidad, Villagra se vio mucho más libre y su nivel aumentó. Ciciliano no tuvo su mejor noche, pero aún así tuvo chispazos, y poco a poco el equipo azul encerró al América en su propio arco. Y esa presión constante animó a los más de 40000 asistentes. Y a los 16 minutos llegó una falta, muy similar a la del minuto 1. Nuevamente se paró Bedoya y cobró magistralmente, el portero Ochoa (arquerazo y figura hoy) quedó quieto ante el gran cobro. Fue el descuento, y vendría más. Porque 2 minutos después el balón se estrelló en el vertical, y después el balón fue sacado en la línea dos veces. Y después, cuando el tiempo global marcaba 69 minutos, Ciciliano puso un pase al vacío a Estrada, que no lo dio por perdido aun cuando se hacía largo, y el calvo corrió y metió la pierna entre los dos defensas y el arquero para empatar el partido, algo que parecía una odisea 30 minutos atrás. El Campín estalló en su máxima expresión. Con empuje, con ganas, con corazón, a lo Millos, el equipo había vuelto de un 0-2 en contra.

Y todo pintaba para seguir de largo. En mi mente fue imposible evitar ese flashback remontándome a Diciembre de 2001, cuando Millonarios enfrentó a otro mexicano: Necaxa, por la semifinal de la entonces Copa Merconorte. Perdía 0-2, le dio la vuelta y terminó ganando 3-2 y luego en los penales. Parecía que la historia se repetiría. el envión anímico del equipo era notable y el que estaba noqueado ahora era el equipo mexicano. Lamentablemente sucedió algo inesperado, un evento agregado que no fue para nada bueno. Bedoya, el artífice del cambio azul, tuvo una lesión, justo cuando los cambios de Millos ya estaban agotados (había entrado Quintero por Salinas). Algunos lo llamarán mala suerte, algunos lo llamarán destino, yo lo llamo cosas de Dios. Esto bajó las pretensiones ofensivas del equipo, obligó al equipo a bajar sus líneas buscando reforzar la marca. Bedoya, varón y guerrero, no abandonó el campo. Se quedó jugando en una pierna, saltando en un pie para ir de un lado al otro, al menos para hacerle estorbo a los mexicanos. Estábamos once contra once, pero Millos en serio tenía diez. Al parecer la lesión de Bedoya esta vez es más complicada que la que tuvo justo hasta hace unos días y que le causó dos semanas de incapacidad. Pero él se quedó en la cancha para mostrar que este Millos es puro corazón y entrega. América volvió a tener el control, pero esta vez no fue por méritos propios, sino por infortunio nuestro. Y así de a poco Millos volvió a verse encerrado. A falta de cinco minutos, en otra falla defensiva, llegó el tercero de América y que definió el partido. Sobre el final Villagra estalló un cabezazo entre el vertical y la mano de Ochoa. Entonces, el flashback de diciembre de 2001 se fue para darle paso al flashback de diciembre de 2003, cuando Millos necesitaba un empate para pasar a la final del campeonato local, estaba 0-2 ante el Cali, lo empató y otra vez a cinco minutos del final perdimos 2-3.

Cualquiera que no fue al estadio diría que la hinchada salió llena de rabia. Y se equivoca. Al final la hinchada despidió a sus jugadores con un merecido aplauso, apenas justo por todo lo que pasó en algo que verdaderamente fue un partidazo. Dos grandes equipos que al final brindaron un espectáculo de otro mundo. Eso si, no faltaron los amargos, los resultadistas y/o clasiqueros que putearon, pero esos fueron pocos. Y puedo apostar cualquier cosa que son los primeros que mañana van a estar ausentes, cuando Millonarios juegue el clásico capitalino menos emocionante en muchísimos años.

Hay tranquilidad, aun por encima del resultado adverso, lo que mostró ese Millos del segundo tiempo invita a pensar en que ganar en México por dos goles es posible. Al frente tuvimos a un rival dificilísimo y Millonarios jugó de igual a igual. Hay días en que las cosas no salen totalmente, esa lesión de Bedoya afectó muchísimo, cosas que suceden. El próximo martes 13, en Toluca, se jugará el partido de vuelta. Aquí no ha pasado nada, quedan 90 minutos y ni América está clasificado, ni Millonarios está eliminado.

noviembre 05, 2007

En tablas

Cuando la suplencia del equipo más grande el país, cuya mente está concentrada en el certamen internacional que se disputa alternamente con el torneo local y envía a jugar a los canteranos, "visita" a un equipo bien chico que por esas cosas de la vida está bien posicionado en la tabla, el resultado no puede ser otro distinto al de un partido flojo y de trámite. Así fue esta tarde en la cancha del estadio de Techo en Bogotá.

Muy temprano, el equipo que hoy para efectos de calendario oficiaba como "local" abrió el marcador, con una jugada que repitieron todo el primer tiempo, desborde por derecha, quiebre a Zapata y pase de la muerte. Corrían sólo seis minutos, y La Equidad ganaba 1-0. El primer tiempo de Millonarios no fue el mejor. Pesó mucho la falta de experiencia y por eso, siempre por izquierda, el local puso dos o tres opciones más de riesgo. En Millonarios una sola llegada de gol despilfarrada por "Falucho", a quien se le notan muchas ganas.

El segundo tiempo comenzó con un Millonarios más agresivo que encontró pronto el empate, también a los seis minutos, luego de un penal cobrado por Tejera. Desde ese momento otra vez Millonarios le dio el balón al rival, que llegó más por la inexperiencia de la defensa azul que por virtudes propias. José Cuadrado se consolidó como la figura del partido. Millonarios también tuvo sus chances, pero esta no fue la tarde de Carlos "Telembí" Castillo.

Ya el torneo local no es opción para Millonarios. La suerte está echada en su totalidad en la Copa Sudamericana, y este miércoles, con un estadio a reventar, se jugará el primero de los dos partidos de la semifinal.

Entrenando con el chiquillo

Se sabía, se veía venir. Hoy estuvimos pocos en el estadio, estuvimos los de siempre. Los que sin importar el rival, la fecha, hora, posición o certamen estamos presentes. A nosotros, a diferencia del resto, nos gusta ver a Millos siempre y no somos acomodados para alentar solo cuando el equipo gana. A nosotros, a diferencia del resto, nos hace mil veces más felices un triunfo y nos hace mil veces más tristes una derrota. Nosotros, a diferencia del resto, amamos de verdad a Millonarios. Y por eso estuvimos hoy, en un partido por momentos malo, que de verdad pareció un entrenamiento más. Con Millonarios jugando a media máquina y con un hombre menos durante 75 minutos, pero que aun así logró llevarse una victoria en las postrimerías del partido con un señor golazo de Marcelo Tejera que pagó la boleta ante un cobarde, mezquino y pegador equipo boyacense, amparado vilmente por el silbato de Luis Sánchez, el peor árbitro en mucho tiempo en El Campín.

Millonarios arrancó bien, fue por eso que apenas sobre los 8 minutos llegó el primer gol. Luego de un tiro de esquina Andrés Salinas cabeceó magistralmente para anotar el que fue el primer gol del partido y el primer gol de su carrera profesional; más que merecido. Lamentablemente la alegría duró poco porque apenas tres minutos después, en la única falla defensiva y de contención, en donde se vio una pasividad absoluta, llegó el empate.

Y cuatro minutos después empezó el circo del que se hizo pasar por juez central. Una expulsión tan infame como injusta a Ciciliano, el concierto de pito siempre a favor de la visita. Ante la ausencia, Villagra tomó un rol importantísimo. Colaboró como nunca en la marca, reemplazó el papel de Ciciliano con honores, fue el mejor partido del paraguayo en mucho tiempo, lamentablemente aun falta el gol, pero el sacrificio que hizo es bastante detacable.

Mientras Millonarios se las arreglaba para dominar el partido aún con el jugador menos, Chicó se dedicó a quemar tiempo, sus jugadores se convirtieron en asiduos visitantes del piso al mismo tiempo que incrementaron su nivel de pierna fuerte. Si a Ciciliano lo expulsaron por una acción que tal vez y por mucho era sólo de amarilla, a los jugadores de Chicó habría que encarcelarlos. Jonathan Estrada tomó los hilos del equipo, bien acompañado por Álex Díaz en la izquierda y por Érvin en la derecha,

El segundo tiempo empezó muy aburrido, Chicó estaba firmando el empate desde que hizo el gol, y Millonarios, tal vez buscando cuidar a sus jugadores para el partido del 7 de Noviembre con América de México, bajó considerablemente su profundidad, haciendo al partido más monótono y aburrido por instantes. Después vinieron los cambios: Pérez por Mosquera (quien sufrió un esguince de rodilla pero todo indica que puede jugar el miércoles), Tejera y Telembí por Érvin y Villagra. Chicó trató de atacar más, pero nunca pudieron pasar por nuestra defensa.

Y Tejera avisó en un muy buen tiro libre que milagrosamente sacó el arquero Noriega, era el preaviso, nadie se imaginaba lo que venía. Corría el minuto 90, cuiando Millonarios a media marcha, sin querer desgastarse, tuvo una chance más, la pelota le cayó al uruguayo que sin pensarlo puso un globo monumental entre la línea final y el portero. GO-LA-ZO, apenas justo y merecido.

Ya después vinieron las risas, Chicó jamás empataría, ese equipo, dedicado a la patada y el puño limpio casi se lleva un empate inmerecido. Además este era un partido de seis puntos y logramos recuperar terreno en la reclasificación. Además matemáticamente y aunque suene imposible, los cuadrangulares están ahí cerca, y sólo un milagro nos clasificaría.

Al final, el grito de batalla que bajó desde norte y se expandió en todas las tribunas del estadio: "Olelé, Olalá, Regálame la Nissan, se acerca navidad". Es cierto, este miércoles en el Campín el juego de ida ante América de México.

Fuimos los de siempre, pagamos los de siempre y ganamos... los de siempre, entrenando.