marzo 11, 2007

Continúa la sal

Unas 20000 personas presentes en el estadio el Campín para el segundo partido del año en casa, el rival, el Quindío, oficioso, ultradefensivo con una línea de 5 defensas y luego una línea de 4 volantes. Millonarios volvió a jugar muy bien los primeros 45 minutos, pero de nuevo volvió a fallar en la definición y eso terminó costando los 3 puntos.

Quindío llegó una vez al arco de Henao y fue gol, con una complicidad grandísima de Wilman Conde. Millonarios llegó y llegó, pero nada en la última puntada. Por primera vez en mucho tiempo vi que el equipo ganaba todos los rebotes y salía siempre jugando hacia adelante con velocidad y dinamismo.

El partido lo empató Robayo, quien volvía a jugar después de más de un año y no desentonó en lo más mínimo. Entró por el juvenil Jonathan Colón. Le dio aún más dinamismo al equipo y anotó el gol del empate.

En contraste al primer tiempo, en el segundo tiempo el ataque de Millonarios bajó en nivel, en gran parte por la orden táctica de Osorio de dejar a Robayo atrás con Bedoya (figura del partido), y a la mala noche de Briceño que tuvo múltiples opciones de gol sin éxito alguno. Los rebotes se empezaron a perder y el rival encerrado logró sacar el empate, que fue lo que vino a buscar a Bogotá.

La realidad dice que a pesar de jugar tan bien, el equipo aún no gana y sigue último en la tabla. Si la justicia existiera este equipo ya debería estar entre los mejores del torneo, pero esa falta de definición es un gran problema que nos tiene aún sin ganar. La siguiente salida será en Pasto el día domingo, y es el momento de empezar a ganar. Afortunadamente este sistema de campeonato permite que un equipo que gana dos partidos seguidos se meta entre los ocho clasificados. Hay que recuperar estos 4 puntos perdidos fuera de casa, y no podemos ceder más.

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