Triste final
Dice un refrán futbolrero que "equipo que juega a empatar pierde". Hoy Envigado salió al campo de juego del parque estadio a empatar... y ganó. Así se resume la última presentación de Millonarios en la copa Mustang I 2008 que sentenció su eliminación triste y vacía. Millos dependía de Millos para clasificar, y Millos perdió y quedó eliminado por culpa de Millos. La displicencia, la ingenuidad, la falta de ideas y, otra vez, los errores desde el banco estuvieron a la orden del día. Perder duele más cuando el rival no muestra absolutamente nada y así sucedió hoy.
Millonarios empezó el partido clasificado en el octavo lugar de la tabla y para el cierre de la jornada terminó décimo y eliminado. Imaginamos todos que el partido iba a ser durísimo, no apto para cardiacos y disputado a muerte. Nos equivocamos. El partido fue malo, se jugó a media máquina, caminando. Por momentos parecía como si el empate estuviera firmado. Envigado llegó con riesgo una vez en el primer tiempo en una salvada compartida entre Blandón y Tovar y no hizo nada más hasta el minuto 92. En Millonarios se salvan Jonathan Estrada -lejos, el mejor de la temporada-, Bedoya y Ciciliano, hasta que a Bónner le dio la "maravillosa" idea de sacarlo del campo. Ni siquiera cuando Quindío pasó a ganar se notó algún cambio en el partido. Parecía un partido amistoso, los dos equipos jugaban a empatar.
No conforme con el partido aburrido, Millonarios nos regaló a todos el festival de la ingenuidad. Posiciones adelantadas sancionadas por ingenuidad como nunca. Envigado repitió la misma estrategia todo el partido: adelantaba su línea defensiva provocando el fuera de juego. Y Millonarios cayó en el juego siempre que los naranjas daban el paso hacia adelante. Hacía mucho tiempo no veía tantos fueras de lugar en un solo partido y por parte de un sólo equipo. Y sabiendo que el rival adelantaba las líneas, en Millonarios nadie supo contrarrestar la estrategia y los jugadores azules siguieron cayendo redonditos.
En el segundo tiempo Envigado fue aún más inofensivo. Su estrategia de jugar a empatar fue maximizada. Millonarios, el equipo de la necesidad, tuvo la pelota pero no fue nada productivo en ataque, pero eso si, siguió cayendo en la trampa del fuera de juego. Después, Bónner quiso ser el técnico de la fecha y envió a Cochas al campo en lugar de Ciciliano. El cambio solamente lo entendió él, porque ninguno de nosotros entendimos porque sacó al 10. Y si Millonarios no tenía productividad ofensiva antes del cambio, después de la salida de Ciciliano fue peor aún. Después mandó al campo a Telembí por Tobar, había que vencer o morir. Pero los resultados tampoco fueron los esperados. Millonarios tuvo la pelota todo el tiempo y arrinconó a Envigado en su territorio, o mejor, Envigado se arrinconó solito y Millonarios no encontró nunca la manera de llegar con riesgo, salvo el centro al área desesperado buscando a Martín o a Astudillo que se dilapidaba o terminaba en fuera de juego. Los últimos minutos mostraron a Envigado quemando tiempo, llevándose el balón a las esquinas del campo para agotar el reloj. Pero en la última jugada del partido una pifia en defensa generó el que fue el único gol del partido anotado por Moreno.
Envigado ganó un partido que claramente no quería ganar. Increíble. Y Millonarios, que dependía de si mismo, no hizo nada por clasificar. Millonarios hoy, más que nunca, debía mostrar casta de equipo grande y sacar su resultado. La gente acompañó y viajó en masa, pero tal como el año pasado en Neiva, el equipo no jugó a nada. Hoy no dependíamos de terceros, hoy dependíamos de nosotros mismos, y terminó en una presentación pobre. Es aquí cuando recordamos la cantidad de puntos perdidos: Con Medellín (un hombre más casi todo el segundo tiempo y perdimos 1-2), con Cali (penal errado de Ciciliano a cinco minutos del final con arquero improvisado), con Tolima (dominio total en el segundo tiempo y falta de definición), con Quindío (empate en Bogotá), con Nacional (empate del equipo verde en la última jugada del partido), con Cúcuta (una historia similar a la de hoy, un rival jugando a nada y ganando en el final del juego casi que sin querer), con Santa Fe (un clásico que Millos se dejó empatar y otro que Bónner regaló).
Y una mención especial para Jonathan Estrada. En medio de la mediocridad del partido y de Millos, fue el jugador diferente, el que corrió cada balón a muerte, el que sí jugó a clasificar. Para este servidor, Jonathan fue el mejor jugador de Millonarios en el semestre. Ojalá a los dirigentes no les de por cederlo a otro club o dejarlo ir.
Es el momento de hacer cambios. De revisar la sumatoria de errores de todo tipo que se cometieron en este semestre y no volverlos a cometer. Hay que moverse con el tema del técnico. Está más que claro que Bónner Mosquera no es técnico para Millonarios y tal como anunció el presidente, hay que traer un técnico de primer nivel. No se pueden cometer los errores en las contrataciones que se hicieron en Enero. No se pueden hacer contrataciones que llegan a mitad de torneo sin ritmo de competencia o con mal estado físico. Ahora el equipo tiene tiempo de sobra para moverse y buscar refuerzos. Los hinchas tenemos vacaciones forzadas por culpa del equipo (aunque la Copa Colombia tiene dos fechas más antes del final del campeonato), pero los directivos se tienen que empezar a mover y no quedarse dormidos.
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