marzo 23, 2008

Clásico 250: Empate e infamia

El empate fue entre Millonarios y Santa Fe, en la edición 250 del derby capitalino que, junto a Millonarios - Cali, es el partido con más tradición de toda la historia del fútbol profesional colombiano. La infamia estuvo por parte del árbitro Héctor Fabio Parra, quienes con sus herramientas más queridas: el pito, las tarjetas y su asistente de Oriental, incidió claramente en el resultado al inclinar la cancha a favor del equipo rival durante el segundo tiempo favoreciendo así el empate rival y favoreciendo también a Nacional y, tal vez, al América de Cali, próximos rivales de los azules en el torneo.

Por primera vez en muchísimo tiempo los hinchas del rival de patio lograron llenar su mitad del estadio El Campín, igualando -aunque nunca superando- a los azules en cantidad de asistentes. El estadio se vio en un claro 50-50 de los dos bandos, y esto se debió a dos razones fundamentales: Santa Fe ocupa una buena posición en la tabla y la boletería era para el equipo rojo, ya que muchos de los hinchas que le quedan a ese equipo tienen una bochornosa y ridícula premisa: ellos no van al estadio cuando la localía es para Millonarios porque "no quieren darle la plata a Millonarios".

Aún así, con la misma cantidad, Millonarios volvió a ganar el duelo en la tribuna por la calidad. Los constantes cantos de aliento y la salida con humo, rollos y bombas, sumado a la nueva bandera gigante que se estrenó en la tribuna norte y el nunca estar en silencio bastaron para continuar una marca perfecta y que ya parece imbatible para siempre: 250-0-0 es el récord en las tribunas. De nada sirve tirar dos voladores y sacar la bandera que hizo el patrocinador si durante el partido no se escuchan y menos estando abajo en el resultado, exceptuando cuando hay un saque de meta embajador. La marca está perfecta y seguirá perfecta.

Ya en el campo, Vanemerak apostó por dejar a Ciciliano en el banco y poner en su lugar a Carreño acompañando a Martín García en ataque. La limitante de la norma del juvenil no aplicó para esta fecha, por lo que fue más fácil para Mario escoger la alineación sin quemar un cambio por ello. La apuesta de Millonarios era la tenencia de la pelota, escondiéndola del rival por sus ataques ofensivos caracterizados por la velocidad. Así, Millonarios fue superior a Santa Fe en la primera mitad del juego aunque sin ser contundente. en Santa Fe hubo dos jugadas de riesgo con la velocidad de Toloza, Millos llegó dos o tres veces con poca fortuna en la definición en los primeros 39 minutos de partido. Y justo ahí, en el minuto 39, Jonathan Estrada levantó un tiro libre, Martín García recibió y remató en una especie de volea que alcanzó a atajar el golero cardenal, el balón quedó servido y Roberto Carlos Cortés la empujó para decretar el primer gol del partido que le daba la ventaja, justa por demás, a los embajadores, con la que se cerró la primera mitad.

El segundo tiempo fue negativo para Millonarios, sobre todo después del minuto 10. Y no fue negativo por mal juego ni nada parecido, sino por la combinación de situaciones externas que ayudaron al equipo rojo a meter a los azules contra su portería. La lesión de Martín García, quien hasta entonces se jugaba un partidazo y tenía desesperada a la zaga cardenal, sumada a la entrada en acción del central y el juez de línea de Oriental jugaron un rol importante en el resto del partido. La salida de Martín le dio paso a Ciciliano, quien para mala fortuna no tuvo una buena noche y lució errático en sus entregas, y la salida de Martín le dio más salida a Santa Fe desde atrás, sin ser claro, pero ayudó a optimizar la única forma que tuvo para ir al arco rival: el pelotazo. Después, el que salió fue Cochas dándole paso a Andrés Pérez, quien entró y quitó tres pelotas y puso dos buenos pases, pero después se enfrió y no volvió a lucir. Para entonces Carreño, quien había quedado sólo en punta ante la salida de Martín, había tenido un mano a mano que ganó el portero cardenal y tres opciones claras de anotar que fueron invalidadas por el juez de línea de Oriental por supuestas posiciónes adelantadas bastante discutidas. Santa Fe apeló al pelotazo buscando a Toloza, Preciado y Néculman, quien ingresó también en el segundo tiempo, por esa vía tuvo dos llegadas claras que salvó muy bien Cuadrado, hasta que a 14 minutos del final, Néculman centró, Roberto Carlos cortés rechazó al centro y el balón le quedó a Mosqueda, quien no había hecho nada en todo el partido y remató para empatar el partido. Inmerecido, porque Millonarios sin ser muy vistoso era más que el rival y daba la impresión que el partido estaba controlado, pero Santa Fe empató. Y ahí fue que los hinchas azules nos acordamos que había hinchada rival en el estadio, porque ahí fue que empezaron a cantar, duraron 75 minutos callados y sólo se escucharon al final.

Los últimos minutos del partido después del empate rojo no fueron para Millonarios ni para Santa Fe, fueron para Parra, que a punta de tarjetas terminó de arrinconar a Millonarios contra su arco, expulsó a Briceño por un reclamo al juez de línea de Oriental por una supuesta mano en una decisión apresurada. Empezó a permitir la pierna fuerte del equipo rojo y por el contrario pitaba todo cuanto contacto existiera en contra de algún jugador santafereño, así fuera un contacto legal. La expulsión de Briceño dejó a Millonarios sin muchas variantes ofensivas y el equipo rojo intentó sin éxito acercarse a la portería de Cuadrado. Al final del partido los jugadores azules y el técnico azul reclamaron por el que fue claramente un pésimo arbitraje que favoreció al equipo rojo. En los altavoces del estadio se escuchaba al encargado de "Goles en Paz" pidiendo mesura a los jugadores azules "para evitar la violencia". Señores: si quieren que no se genere violencia en los estadios, entonces eviten arbitrajes perjudiciales y acomodados en un partido clase A como el del señor Parra la noche del sábado, es básico.

Bien lo dijo Vanemerak y lo ratificaron los jugadores: Al central nadie le dijo nada de otro mundo, pero el señor Parra no se dejó hablar y respondió con tarjetas, mostrando una faceta irrespetuosa (Señor Parra: una regla de cultura, para obtener respeto hay que también respetar). Al final del partido expulsó a Bedoya, en total amonestó a siete jugadores azules. Un servidor se pregunta si tuvo algo que ver que justamente el próximo rival de los azules sea Nacional, equipo acostumbrado a poder ganar sólo con ayudas externas, porque... ¡Qué curioso que justito le de a Parra por amonestar a más de medio equipo embajador y expulsar injustamente a dos jugadores, uno de ellos el símbolo y capitán, en un partido que justamente controlaba y ganaba Millos, preciso antes de ir a Medellín!

Y el equipo de "Los galácticos", el "Dream team" o "el ferrari", como lo llaman algunos, nunca apareció en el Campín. Pero eso si, los hinchas cardenales volvieron a celebrar un empate como si hubieran ganado el mundial de clubes, tal como ocurrió en el último clásico el año pasado y tal como pasa una y otra vez. En cambio, nosotros nos fuimos del estadio con bronca porque el empate supo a derrota y Millonarios mereció mucho más.

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