agosto 12, 2007

Sumamos, y pudo ser mejor

En estos últimos días venía preguntándome ciertas cosas con respecto al equipo. Por qué nos cuesta venir de abajo, porque nos llena el desespero cuando el marcador es adverso, por que es tan difícil remontar un marcador. He pensado siempre que es un problema de tipo sicológico, pareciera como si no hubiera una mentalidad de que todo es posible y el marcador adverso casi que automáticamente diezma el empuje. Anoche los jugadores nos demostraron y se demostraron que si es posible remontar marcadores. Después de un triste 0-2 en contra al final del primer tiempo el partido pasó a quedar empatado a dos goles y Millonarios terminó siendo más que su rival y con merecimientos para haber salido vencedor de Cúcuta.

Fue otra vez un partido de dos caras, pero no hablando de un tiempo bueno y uno malo, esta vez, el lado positivo estuvo a la ofensiva y el negativo a la defensiva. Cuesta mucho repasar el video de los goles adversos y de las jugadas de peligro del rival, y ver que todas las jugadas tienen un común denominador: provienen de errores defensivos garrafales en la salida, o de malas entregas. Nos está costando mucho salir jugando, ahí nos vacunó el Cúcuta dos veces y nos llegó con riesgo otras tantas. Y por el otro lado, Millonarios mostró más solvencia ofensiva, con un Ciciliano inspirado que tomó los hilos del equipo. Es gratificante ver como el equipo sigue generando llegadas constantemente.

Los goles cucuteños llegaron en la parte final de la primera etapa, en los últimos cinco minutos hicieron los dos goles. Parecía utópico volver al partido con una diferencia así y teniendo en cuenta la constante del desorden. En medellín descontamos pero no alcanzó, anoche tuvimos la suerte de jugar con un árbitro no-localista y no anti-millos, que expulsó al rolo Florez sin pensarlo y eso ayudó y que pitó un penal claros que no cualquiera pita por ser contra Millos y que resolvió bien Ciciliano desconcertando al portero. Y después el mismo Ciciliano puso el centro para que falucho Silva de cabeza anotara el que ojalá sea el primero de muchos goles con la camiseta más bonita y gloriosa del fútbol colombiano.

El partido se puso 2-2 y quedaban 15 minutos. Millonarios era más, siempre lo fue, pero las constantes malas entregas defensivas hacían llegar al Cúcuta con peligro. Vino la expulsión de Quintero, más para compensar al local que por cualquier otra cosa, y dos minutos después otra expusión motilona. 10 azules contra 9 motilones, Jonathan Estrada tuvo el tercero, pero su remate se fue ligeramente desviado, se podría ganar, Millonarios era más. Esta vez Lasarte acertó con los cambios a diferencia del partido con Cali. El tiempo terminó y un empate al final en el marcador.

Grato el partido de Ciciliano, para mi el mejor azul, grato el gol de Falucho, un buen gesto técnico, grato que los cambios esta vez estuvieron perfectos, grato que los jugadores entendieron que sí se pueden remontar marcadores adversos.

No me gustó el gesto de José Cuadrado, el golero azul. Con un hombre más que el Cúcuta y el equipo inspirado en las postrimerías del partido, el hombre se dedicó por pasajes a hacer tiempo, cuando el equipo podía ir hacia adelante. Esto, Cuadrado, no es un equipo chico; esto es Millonarios, el más grande de todos, y Millonarios tiene que salir a ganar siempre.

Saludos,

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