¿Quién estaba dirigiendo?
Santa Fe aprovechó el mejor papayazo que pudo haber tenido y ganó el clásico 251 por 2-0. En la tribuna, como siempre, Millonarios ganó por goleada. Sin embargo, en la cancha Millos perdió incluso desde antes del pitazo inicial, ayudando al rival de patio desde la conformación de la nómina hasta en los cambios. Hoy, Bonner Mosquera no solamente demostró que dirigir a Millos le quedó grande, también dejó muchas dudas en el ambiente con respecto a quien es el verdadero dueño del banco técnico millonario.
Es grato saber la inmensidad de la hinchada de Millonarios y su incondicionalidad. Con tres fechas sin victorias, con el equipo bajando posiciones, con una goleada en contra en el último partido de local y con el cambio de técnico, la hinchada volvió a responder, volvió a llenar la mitad norte del estadio El Campín y volvió a superar en cantidad y calidad a la hinchada rival. Un reconocimiento especial para la gente que asistió y acompañó y puso, además, una fiesta impresionante en la salida.
Millonarios empezó con el combustible lleno, y los primeros diez minutos de partido mostraron que el equipo tenía ambición. Una jugada de riesgo que desperdició Érvin fue lo mejor de esos primeros minutos. Después, el equipo bajó el nivel y Santa Fe, sin ser mucho, tomó el control. Sobre los 16 minutos, Patiño interceptó el balón y disparó una pifia horrible. El balón por casualidad le volvió a caer al jugador rojo que volvió a intentarlo, mientras toda la zona defensiva azul se quedó mirando como el balón volvió a llegarle y el tuvo todo el tiempo del mundo para acomodarse: 1-0. Millonarios se perdió, Santa Fe aprovechaba la clara pasividad de la zona de recuperación azul, en donde Andrés Pérez brilló por su ausencia. Y mientras todos veíamos la pasividad del volante 5 azul, recordábamos que en el banco estaba Robayo, titular indiscutido de la era Vanemerak y que por decisión arbitraria de Bonner Mosquera salió de la titular, aún teniendo un mejor nivel.
Santa Fe tuvo un remate en el travesaño y Millonarios lo intentaba con chispazos. Briceño tuvo una clarísima en un mano a mano con Julio. El delantero tenía la ventaja pues estaba más cerca del balón, pero corrió lento y perdió la chance. Y mientras Briceño corría como una tortuga tratando de alcanzar una pelota que era más suya que del portero, recordábamos todos que Astudillo, delantero de más nivel, estaba en algún lugar de la tribuna viendo el partido, ya que aunque estuvo concentrado para el juego, no fue tenido en cuenta por Bonner Mosquera. Y también, recordábamos que Martín García, criticado por muchos pero que tiene mejor nivel que el cucuteño, estaba en algún lugar de la ciudad viendo el partido, ya que desde que salió Vanemerak fue borrado por Bonner Mosquera.
Pero no todo paraba ahí: Bonner Mosquera llamó a Telembí y en su lugar sacó a Érvin González. Un cambio inentendible. Y después, a los 36 minutos, Andrés Mosquera regaló el balón y los santafereños generaron un ataque rápido por zona derecha azul, y mientras Mosquera veía como le pasaban por encima, Gustavo Rojas, quién cubría la banda, observaba a muchos metros de distancia como el rival hacía la fiesta por su sector. Preciado recibió y puso el segundo de la noche. Y mientras los santafereños celebraban el segundo gol, veíamos a Rojas perdido y recordábamos que Julio Tobar, el lateral derecho de Vanemerak que claramente mostró en sus presentaciones un mejor nivel, estaba en algún lugar de la ciudad viendo el partido, ya que por decisión de Bonner Mosquera fue enviado a entrenar con el equipo C. Así, el primer tiempo terminó con Millonarios fuera de control, con Santa Fe ganador gracias a los propios errores azules y haciendo uso de la papaya que Bonner Mosquera (o el que de verdad estaba dirigiendo) le dio. Con la hinchada insultando justamente al "chiqui" García, y con una defensa permisiva y displicente. Ya que sólo Cuadrado, Bedoya y Efraín Cortez estaban de verdad sudando. Ni Rojas, ni Mosquera, ni Zapata ni Pérez estaban en la cancha. De hecho, Cortez hizo el trabajo de toda la zaga, y gracias en parte a él fue que Santa Fe no llegó con más peligro.
Para el segundo tiempo, si bien la consigna era clara y se podía empatar, no pasó mucho. Bonner Mosquera volvió a hacer de las suyas con sus "maravillosos cambios" y envió al campo a Cochas para sacar a Jonathan Estrada, que junto a ciciliano son los jugadores que más desequilibrio hacen en la nómina. El cambio no le gustó a nadie, y por eso los insultos al asistente técnico y excapitán de Millonarios no se hicieron esperar. Millonarios tuvo la pelota casi que todo el segundo tiempo y llegó en ocasiones a gol, pero en líneas generales, el equipo era inofensivo. Briceño volvió a tener un mano a mano, pero corrió hacia un lado, lento como en el primer tiempo, y permitió que otra vez el arquero cardenal le ganara. Tuvo también otra opción de anotar luego de un gran centro de Ciciliano, pero cabeceó directo al portero. Santa Fe llegó con riesgo dos veces más en contragolpes, en donde otra vez Pérez brilló por su ausencia en la mitad. Los minutos pasaron, la desesperación aumentaba. Bonner Mosquera se metió en el banco y de ahí no salió nunca más hasta que terminó el partido. Y mientras tanto, los hinchas la emprendieron otra vez contra García, mientras con cantos de aliento reprochaban la salida de Vanemerak y lo pedían de vuelta. Este partido, con Vanemerak en la dirección técnica, Millonarios no lo perdía nunca. Sobre el final salió expulsado Efrain Cortez, el que mejor jugó en Millonarios, el que junto a Cuadrado, Bedoya, Estrada y Ciciliano -por momentos- disputaron el partido entendiendo que era un clásico y no con displicencia y miedo.
La derrota deja a Millonarios casi eliminado (hay que ganar los tres partidos que quedan para pelear la clasificación), pero peor que eso, fue ver a un equipo mal conformado en la nómina. Es el momento en que recordamos las palabras de Bonner Mosquera cuando asumió la "dirección técnica" diciendo que él tenía su estilo. Si, su estilo para armar terriblemente mal la concentración, su estilo para separar del plantel a jugadores que venían haciendo las cosas mejor, su estilo para alinear en un clásico a dos delanteros que no habían jugado ni tres partidos completos en todo el semestre, su estilo para hacer cambios inexplicables. A Bonner Mosquera le quedó grande dirigir a Millonarios y esta fue la gota que rebosó la copa. Aún no se entiende como estructura las alineaciones. Es como si tuviera algún capricho, o haya alguien detrás, uno de esos enemigos que tenemos dentro del club, quien es el que de verdad conforma las concentraciones y utiliza a Bonner Mosquera como su chivo expiatorio. Lo de hoy fue vergonzoso, y la hinchada, esa que sigue acompañando masivamente aún después de 20 años sin triunfos, esa que sigue pintándole la cara a las hinchadas rivales en fiesta y en aliento, esa que sigue fiel a pesar de las desdichas, no se merece un trato ni administrativo ni técnico como este. Razón tienen todos los hinchas que hoy con sus cantos recordaron a los dirigentes que hasta el 16 de Abril Millonarios tenía un buen técnico y que ahora es un barco a la deriva.