Descontrol total y locura colectiva
Parece empezar a ser costumbre. Partido contra el Medellín en Bogotá es partido para el recuerdo, para contarlo a los nietos después. Ya había sucedido en las finales del campeonato pasado cuando Ciciliano heróicamente y ante la salida de los dos arqueros -Henao por lesión, Cuadrado por expulsión- se puso los guantes y el buzo y atajó un penal para salvar la victoria 1-0. Pasó después en la fase regular de este campeonato, cuando un Millonarios criticado por falta de gol clavó 5-1 a los paisas en una maravillosa noche de miércoles, y volvió a repetirse el día de hoy.
Nunca, en 23 años asistiendo al estadio, había visto una locura colectiva como la de la hinchada de Millos sobre las 5:30 pm del día de hoy. Comenzó todo con una jugada de saque de banda para el dim, entonces, el delantero visitante hizo gala de su condición de jugador de equipo paisa e hizo tiempo, Bedoya focejeó con el, hubo manoteos y al final el central expulsó a los dos jugadores. Estando ya fuera del campo el jugador rojo agredió a Bedoya y se formó una gresca descomunal entre jugadores de ambos bandos, siempre con los visitantes provocando (lamento repetirlo tanto, pero paisas al fin y al cabo). En todo ese despelote salieron expulsados otros dos jugadores, uno por bando, el azul fue Briceño, que mostró hoy porque Antonio Casale lo bautizó "el Rocky cucuteño". Pasado el incidente se levantó el tablero con el tiempo de adición: 6 minutos. Y en cada jugada, en cada llegada, en cada aproximación se escuchaba de todas las tribunas el mismo grito de "uff".
Y cuando todo parecía condenarse a un empate que mermaba las aspiraciones (Cúcuta goleó al Huila y con eso y el empate cogía la mejor opción); cuando el equipo visitante, fiel a la marrullería de la región del que es oriundo, parecía congelar el partido y llevar a los millonarios al desespero; cuando el central ya tenía el partido fuera de sus manos por su absurdo mal arbitraje; justo ahí, en el minuto 95 del global, en la última jugada del partido, apareció la cabeza de Wilman Conde para anotar el que fue el único gol del partido y el que hoy nos deja con la primera opción de clasificar.
Nunca había celebrado un gol con tanta emoción, nunca antes me abracé con tantos desconocidos -pero hermanos millonarios-. Cuando la pelota pasó la raya de gol el mal genio y la desazón producidas por el desespero y la impotencia se convirtió en una explosión de alegría brutal, en un único grito que sacudió a toda la ciudad. Todos saltando, todos abrazándose con todos, algunos -como este servidor- llorando de la felicidad. Y mejor aún, cuando después del saque del equipo rojo en media cancha el central finalizó el partido, nadie se quería retirar, todos seguimos cantando y saltando, porque esto es Millos, lo único capaz de hacerlo llorar a uno de felicidad, lo único capaz de hacer la vida más feliz, lo único capaz de producir sentimientos tan grandes en el corazón, inclusive muy por encima de cualquier mujer.
No sirve hablar del penal que desperdició Villagra y que hubiera puesto las cosas más sencillas en el primer tiempo, de nada sirve hablar de la cantidad de opciones erradas, de nada sirve hablar de los hinchas que, o bien llevados por el desespero o bien por naturaleza, empezaron a putear ante la impotencia. Lo importante, lo que cuenta, es que Millonarios respetó la casa y que a Neiva hay que ir todos a acompañar esta ilusión.
Y... paradójicamente, la gresca provocada por los jugadores rojos para quemar tiempo y desesperar a Millonarios, terminó favoreciendo al equipo embajador por ese gol... Qué cosas!!!
2 comentarios:
definitivamente la tarde que el Campín vivio es para el recuerdo. a pesar de los intentos de saboteo y del mal arbitraje, se demostro una vez más que este público esta ansioso de ver a Millos grande... felicitaciones por este espacio AZUL.
Primero: que bacano encontrar un blog de Millos.
Segundo: que hijuemadre paridera la de ese domingo, esa fue mi segunda visita al Campin (no habia ido antes por razones varias...) y de verdad que la emocion del gol fue una cosa increíble.
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