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agosto 17, 2008

Demostración de jerarquía

Millonarios ganó su tercer partido como visitante en el presente campeonato en Armenia ante el Quindío, equipo que hasta el sábado venía invicto en el torneo. No fue un partido nada fácil, el primer tiempo fue para el olvido, pero Millonarios se las arregló para ganar el juego en el segundo tiempo con un jugador menos y mostrando la jerarquía necesaria para superar las adversidades y voltear el resultado en contra. Luis Tejada debutó con la camiseta azul. Así, Millonarios conserva el liderato del campeonato y Mílton Rodríguez volvió a anotar y se mantiene como líder en la tabla de goleadores.

El buen arranque de Millonarios duró doce minutos. En este lapso, el equipo azul creó dos jugadas de riesgo en la asociación Rodríguez - Tejada. En la segunda llegada, el vallecaucano le bajó con el pecho el balón al panameño quien remató duro, pero el golero quindiano envió el balón al córner. En la jugada siguiente, luego del tiro de esquina, el Quindío se fue en un contragolpe veloz que terminó en opción desperdiciada de Sebastián Hernández, exjugador de Millos. Sobre los doce minutos, el Quindío armó una muy buena jugada colectiva, que incluyó un taco-túnel de Quiñónez a Casierra y dejó a Saraz en el área. El delantero se quitó la marca de Efraín y remató duro por debajo de la humanidad de Cuadrado, quien no pudo atajar el remate, y fue el 1-0.

A partir de ese momento y tal como pasó ante el Cali, Millonarios se diezmó. Era la segunda vez en el torneo que el equipo estaba por debajo en el marcador, y anímicamente el grupo no pudo asimilar el golpe. Los treinta y cuatro minutos siguientes fueron todos para el equipo de casa, que con velocidad y precisión hizo lo que quiso en el campo. Los jugadores azules mostraban demasiada pasividad. Con muchos toques rápidos el equipo cuyabro tenía loco a Millonarios, guiado precísamente por Hernández. Ni la pareja de volantes de contención ni la zaga podían con la arremetida cafetera. Lo mejor que podía pasar era que terminara el primer tiempo. Afortunadamente, en ese tiempo Quindío no pudo convertir todo ese dominio en goles. Fue el peor momento de Millonarios en la era Quintabani.

El segundo tiempo fue totalmente distinto. La charla técnica de Quintabani cambió la mentalidad y la disposición de los jugadores, que desde el pitazo salieron con todo buscando el empate que llegó rápido. A los dos minutos del complemento, Mílton entró al área por la zona izquierda y sacó un potente remate al palo ídem del portero para sentenciar el empate. Quinto gol de Rodríguez en igual número de partidos. Con el gol, fue el equipo local el que no pudo con el golpe y se desordenó, y fue Millonarios el que se montó en el partido. Tenía que pasar algo extrafutbolístico para que Millonarios disminuyera sus posibilidades ofensivas, y con Óscar Julián Ruiz pitando era muy fácil que esto sucediera. Corrían siete minutos, y el llanero expulsó a Araújo por una flata que era de tarjeta amarilla, pero no de roja.

Ese momento hizo que el Quindío otra vez tomara el control del balón, pero a diferencia de la primera etapa, el equipo local no era peligroso y Millonarios logró controlar cada uno de sus avances. Quintabani movió el banco: retiró a Miguel Rojas para darle paso a Mera y así custodiar mejor la zona derecha, sacrificando la salida. Y después sacó a Tejada para darle paso a Mendoza, quien fue determinante para el triunfo. Y a diez minutos del final, sacó a Mílton para darle paso a Andrés Pérez y solidificar la media cancha por el hombre menos.

Millonarios optó por contragolpear y esperar con orden la arremetida local. El equipo azul no llegó mucho a puerta desde ahí, de hecho solamente llegó dos veces, pero esas dos veces bastaron. En la primera de ellas, Estrada puso un pase al área para Mendoza, quien remató y su disparo alcanzó a ser atajado. En el rebote Mendoza fue claramente derribado en el área, era penal toda una vida, pero el árbitro era Ruiz, así que el desenlace ya era conocido por todos: dejó seguir. En la segunda, Robayo puso un centro desde la derecha buscando a Mendoza, quien cabeceó al corazón del área y encontró a Jonathan, quien con otro gran cabezazo venció la resistencia de Otero y puso el 2-1. Después, solamente fue jugar con el desespero local para mantener la ventaja durante ocho minutos (porque solamente Ruiz vio que se perdieron tres minutos en el segundo tiempo) hasta el pitazo final.

Lo negativo de la jornada sin dudas es la expulsión de Araújo que va a hacer mucha falta. Lo más positivo, más allá del resultado y el liderato, fue la gratificación de ver como este equipo supo voltear un resultado con un hombre menos, con jerarquía, como debe ser siempre con Millonarios. A diferencia del partido contra el Cali, Millonarios tuvo la ventaja de tener un medio tiempo para replantear el bajón anímico por el marcador adverso y supo manejar en el segundo tiempo la situación. El próximo fin de semana, Millonarios visitará al Pereira.

febrero 25, 2008

Agónica primera victoria del año

Un penal agónico ejecutado por Ricardo Ciciliano en tiempo de reposición significó para Millonarios su primera victoria del campeonato ante La Equidad, el más chico de los equipos bogotanos de primera división (increiblemente algunos periodistas, los que les gusta buscar "clásicos" en todas partes, hablaron de un "clásico capitalino" en los días anteriores. Señores: el clásico capitalino es Millonarios - Santa Fe, La Equidad es un agregado, no se engañen más), en un partido intenso, durísimo y muy disputado, que contó además con un arbitraje infame del señor Adalberto Rincón. Aproximadamente 15 mil personas nos hicimos presentes en El Campín en una tarde-noche helada para salir sonrientes de sus instalaciones.

Millonarios empezó el primer tiempo tal como estaba el clima de la tarde dominical en bogotá: frío. Los jugadores tardaron en coger el ritmo del partido. Durante 22 minutos el equipo azul no se encontró, le dio todas las ventajas a La Equidad, que encontró la ventaja muy temprano, apenas a los 12 minutos, luego de que un error de Salinas intentando rechazar dejó servido a Roberto Polo que definió bien ante la salida de Blandón. Durante esos 22 minutos el equipo visitante arrinconó a los embajadores en su terreno y fue sólo hasta un tiro libre de Cochas que los Millonarios se sacudieron. Ese tiro libre pasó muy cerca del arco rival, a tal punto que algunos pensamos que el balón había entrado. La siguiente jugada de riesgo estuvo en un contragolpe: se juntaron Ciciliano, Martín y Cochas, y éste último remató a la salida del arquero, pero el balón pegó en el travesaño, por la jugada previa era el gol de la fecha en el país. No hay mucho más que contar de este primer tiempo, Millos no jugó a su mejor nivel.

Para el segundo tiempo Vanemerak efectuó un cambio cantado y efectivo: sacó a Andrés Pérez e ingresó a Telembí en su lugar. Millonarios comenzó con mucho ímpetu la etapa complementaria, pero se demoró 11 minutos en acercarse al área rival con riesgo. El equipo visitante se dedicó a esperar y buscar contragolpear. Era un monólogo azul, y a los 22 minutos, en un cobro de tiro libre de costado, llegó el empate. Ciciliano levantó el balón, la defensa rival intentó utilizar la trampa del fuera de juego pero Salinas fue más inteligente y partió habilitado, cabeceó y el portero rival soltó, el balón le quedó de nuevo al central que puso el pase de la muerte para que Bedoya, también habilitado, anotara con el arco solo a su disposición. Y de nuevo Vanemerak acertó cuando envió al campo a Oscar Briceño sobre los 24 minutos en lugar de Martín García, quien lamentablemente volvió a tener una jornada desafortunada. Millonarios estaba en su mejor momento, cuando el central expulsó al lateral derecho Monroy por roja directa luego de una falta que no ameritaba tanto a 17 minutos del final. Algunos, incluido yo, imaginamos que Millos iba a caerse anímicamente por el hecho, tal como en los últimos dos partidos. El bajón duró sólo unos cinco minutos, de a poco el equipo se levantó y siguió buscando el gol de la victoria. Luego de un gran pivoteo de Briceño, Telembí quedó casi que mano a mano y fue derribado por detrás. Tiro libre peligroso, penal y era expulsión, pero el señor Rincón sólo sacó amarilla, uno de sus tantos desaciertos. En Millonarios por un momento se vio algo de desesperación, y se reflejaba en Bedoya y Mosquera, los líderes defensivos, quienes lucieron por momentos pasados de revoluciones, con mucha calentura. Sobre los minutos finales, el central expulsó a Olivares y Torres por el equipo visitante por doble amarilla, lo que arrinconó al equipo asegurador.

Corrían 46 minutos del segundo tiempo, Roberto Carlos Cortés ingresó al área rival, enganchó a su derecha y es derribado claramente por Wilson Carpintero, penal clarísimo. Al frente estaba Ciciliano, quien había errado el que era el gol de la victoria en Cali la semana anterior. Y detrás de él, millones de corazones de hinchas enviando toda su energía al 10. Absolutamente todos los miembros de la barra "Alfonso Senior - LosMillonarios.net" nos pusimos de rodillas, cada uno elevó sus plegarias. Ciciliano cobró con fuerza y ubicación al palo derecho del portero Bejarano -figura de los visitantes, salvó varias opciones claras de gol- y la hinchada más grande del país celebró a rabiar. Después del gol fueron expulsados Werpajovsky y Polo por la visita, no tenían nada que reclamar. Llegó el final del partido y la primera victoria del año para los azules, que visitarán al Tolima este miércoles a las 8:30 PM por la cuarta jornada.

Sobre La Equidad, hay que decir que a pesar de su estilo de juego marrullero, buscando enfriar los partidos quemando tiempo y pegando más de la cuenta -muy al estilo de su técnico-, se paró bastante bien tácticamente e hizo las cosas bastante complicadas para los nuestros, un rival difícil. sobre el arbitraje, no hay otra palabra para describirlo: infame. No sólo por las tarjetas, también por decisiones desacertadas. Varias veces sancionó saques de puerta cuando claramente eran tiros de esquina y a Martín García le señaló dos posiciones adelantadas que claramente no lo eran. Se le salió el partido de las manos muy rápido y nunca pudo volver a tener el control.

noviembre 05, 2007

Entrenando con el chiquillo

Se sabía, se veía venir. Hoy estuvimos pocos en el estadio, estuvimos los de siempre. Los que sin importar el rival, la fecha, hora, posición o certamen estamos presentes. A nosotros, a diferencia del resto, nos gusta ver a Millos siempre y no somos acomodados para alentar solo cuando el equipo gana. A nosotros, a diferencia del resto, nos hace mil veces más felices un triunfo y nos hace mil veces más tristes una derrota. Nosotros, a diferencia del resto, amamos de verdad a Millonarios. Y por eso estuvimos hoy, en un partido por momentos malo, que de verdad pareció un entrenamiento más. Con Millonarios jugando a media máquina y con un hombre menos durante 75 minutos, pero que aun así logró llevarse una victoria en las postrimerías del partido con un señor golazo de Marcelo Tejera que pagó la boleta ante un cobarde, mezquino y pegador equipo boyacense, amparado vilmente por el silbato de Luis Sánchez, el peor árbitro en mucho tiempo en El Campín.

Millonarios arrancó bien, fue por eso que apenas sobre los 8 minutos llegó el primer gol. Luego de un tiro de esquina Andrés Salinas cabeceó magistralmente para anotar el que fue el primer gol del partido y el primer gol de su carrera profesional; más que merecido. Lamentablemente la alegría duró poco porque apenas tres minutos después, en la única falla defensiva y de contención, en donde se vio una pasividad absoluta, llegó el empate.

Y cuatro minutos después empezó el circo del que se hizo pasar por juez central. Una expulsión tan infame como injusta a Ciciliano, el concierto de pito siempre a favor de la visita. Ante la ausencia, Villagra tomó un rol importantísimo. Colaboró como nunca en la marca, reemplazó el papel de Ciciliano con honores, fue el mejor partido del paraguayo en mucho tiempo, lamentablemente aun falta el gol, pero el sacrificio que hizo es bastante detacable.

Mientras Millonarios se las arreglaba para dominar el partido aún con el jugador menos, Chicó se dedicó a quemar tiempo, sus jugadores se convirtieron en asiduos visitantes del piso al mismo tiempo que incrementaron su nivel de pierna fuerte. Si a Ciciliano lo expulsaron por una acción que tal vez y por mucho era sólo de amarilla, a los jugadores de Chicó habría que encarcelarlos. Jonathan Estrada tomó los hilos del equipo, bien acompañado por Álex Díaz en la izquierda y por Érvin en la derecha,

El segundo tiempo empezó muy aburrido, Chicó estaba firmando el empate desde que hizo el gol, y Millonarios, tal vez buscando cuidar a sus jugadores para el partido del 7 de Noviembre con América de México, bajó considerablemente su profundidad, haciendo al partido más monótono y aburrido por instantes. Después vinieron los cambios: Pérez por Mosquera (quien sufrió un esguince de rodilla pero todo indica que puede jugar el miércoles), Tejera y Telembí por Érvin y Villagra. Chicó trató de atacar más, pero nunca pudieron pasar por nuestra defensa.

Y Tejera avisó en un muy buen tiro libre que milagrosamente sacó el arquero Noriega, era el preaviso, nadie se imaginaba lo que venía. Corría el minuto 90, cuiando Millonarios a media marcha, sin querer desgastarse, tuvo una chance más, la pelota le cayó al uruguayo que sin pensarlo puso un globo monumental entre la línea final y el portero. GO-LA-ZO, apenas justo y merecido.

Ya después vinieron las risas, Chicó jamás empataría, ese equipo, dedicado a la patada y el puño limpio casi se lleva un empate inmerecido. Además este era un partido de seis puntos y logramos recuperar terreno en la reclasificación. Además matemáticamente y aunque suene imposible, los cuadrangulares están ahí cerca, y sólo un milagro nos clasificaría.

Al final, el grito de batalla que bajó desde norte y se expandió en todas las tribunas del estadio: "Olelé, Olalá, Regálame la Nissan, se acerca navidad". Es cierto, este miércoles en el Campín el juego de ida ante América de México.

Fuimos los de siempre, pagamos los de siempre y ganamos... los de siempre, entrenando.

mayo 07, 2007

Que los cumplas feliz... HIJO BOBO

Es tanta la dicha a esta hora que no se ni cómo empezar. Otra vez ganamos el clásico capitalino, otra vez con santafereños toda la semana previa agrandados y diciendo sandeces, creyéndose ganadores, otra vez Millonarios mostró la jerarquía, otra vez salieron dolidos, otra vez ganamos, y ya son 99 clásicos ganados -apenas a uno del centenar-.

Tanto se habló del partido en el bando rojo, que eran los 10 años de "la guardia", que íban a sacar la casa por la ventana, que iban a estrenar todo, que iban a hacer en un sólo partido lo que habían hecho en 10 años. Y no mentían, la tribuna roja volvió a hacer lo mismo que ha hecho en 10 años de existencia: el ridículo!

Se convirtió en costumbre que cada vez que quieran tratar de estrenar, innovar, montar, preparar o planear algo en un clásico se vayan perdedores, pero no aprenden. Más allá del humo y de su nueva bandera gigante (otra sábana que para variar también viene patrocinada, una pena) no mostraron más. Y de nuevo perdieron en la tribuna, porque la gente millonaria también llevó humo y también llevó papel picado y rollos, pero además llevó LA GENTE y el aliento, con lo que los rojos, para continuar su marca perfecta de 0-0-247, perdieran de nuevo en las graderías.

Y en la cancha fue lo mismo, Santa Fe llegaba mejor en puntos y salió a defender el empate, Millonarios aprovechó fortalecido por la reaparición de Telembí Castillo en ataque, con lo que volvieron las variantes, y en una de esas variantes, llegó el primer gol a la media hora de juego: balón recuperado, pase largo y definición de Castillo ante la salida del arquero santafereño. El gol hizo salir al ataque a Santa Fe, y metió en su campo a Millonarios, que pasó algunos apuros para controlar la masiva arremetida cardenal, por lo que el pitazo final del primer tiempo calmó las angustias.

Para el segundo tiempo el profe Osorio hizo un cambio muy bueno: sacó a Gustavo Rojas, ingresó Ervin, para darle aún más velocidad al ataque embajador previendo la salida descontrolada al ataque de los rojos. Apenas a los dos minutos, Estrada ganó un balón, entró al área, hizo un pase de la muerte que Telembí dejó pasar y atrás apareció el capitán Quintero para con un zapatazo brutal acabar la ilusión cardenal: 2-0.

Ya se sentía el triunfo en las manos del 55% de los asistentes, sin embargo, un error grosero de Conde en un lateral significó el descuento y el regreso a la paridera. Por momentos Santa Fe encerró a Millos, por momentos Millos pudo pasar de largo, por momentos los minutos no corrían tan rápido como se quisiera.

El partido termina de ganarse en otra jugada magistral del técnico Osorio: sacó a Jonathan, ingresó a Robayo, y con eso, Santa Fe no volvió a llegar con peligro, por más que todos los hinchas tuviésemos el corazón a punto de salir -más por la ansiedad y la necesidad de ganar que por cualquier otra cosa-. Es cierto, se sufrió mucho, los minutos finales fueron infartantes, pero más por ver el juego con el corazón que por cualquier otra cosa. Cuando llegó el pitazo final.

Se desató la locura en la curva norte de El Campín, más por lo que significa la victoria en lo anímico y en la tabla de posiciones, y por supuesto, porque qué lindo se siente cuando el vecino trata de hacer una fiesta, hace el ridículo y la fiesta la termina haciendo uno. Además, en lo personal, necesitaba esta victoria, porque los últimos días habían sido realmente para el olvido y esto de hoy es demasiado reconfortante.

Sí, la guardería cumplió diez años. Diez años de verguenzas, diez años de ridículos, diez años de amistad con los paisas, diez años de dar quejas y correr. Y en la celebración de estos diez años todo fue igual: un ridículo más.

Sí, la guardería cumplió diez años... Pero la fiesta y el baile estuvieron -como siempre- en manos de PAPÁ... 99 VECES MÁS GRANDES!!!

Y volvieron a escucharse de 23000 gargantas las mismas canciones dedicadas a los rojos: "Hay que saltar, hay que saltar, el que no salte es una puta cardenal", "Millos no tiene marido, Millos no tiene mujer, pero tiene un hijo bobo que se llama Santa Fe", y hoy, en especial, una que debe convertirse en clásica pronto: "Qué cagada, Qué cagada, es más grande la bandera que la hinchada".

Nacieron hijos nuestros, hijos nuestros morirán....

abril 25, 2007

Lo importante es que ganamos

Teníamos que ganar para volver a los 8, para seguir en carrera y para sacarnos la sal dejada de los dos partidos anteriores. El rival no mostró gran cosa, pero aún así complicó demasiado la cosa, más por falta de vocación embajadora que por cualquier otra cosa.

Muy temprano, apenas a los 4 minutos, llegó el primero, golazo de Ciciliano (jugó muy bien hoy) luego de pase de Villagra. Con el 1-0 las cosas parecían sencillas, y de hecho, los primeros 20 minutos de Millonarios fueron excelentes. En un tiro libre que pasó apenas desviado -inclusive alcancé a cantarlo- Ciciliano tuvo el segundo.

El rival intentó buscar ataques en la espalda de Zapata (pésimo partido) con algún riesgo, pero el dominio era millonario, gracias a la buena actuación de Quintero, quien volvía de la expulsión, Estrada y el ya mencionado Ciciliano. Todo parecía tranquilo, porque el equipo dominaba el juego a su ritmo.

El segundo tiempo mostró una cara totalmente distinta, Bucaramanga salió más ambicioso, y Millonarios lo dejó jugar, retrasándose demasiado, dándole espacio y tiempo al rival. Y así, en un error grosero de Zapata, el visitante consiguió el empate, generando algo más que ansiedad entre la parcial azul. Millonarios se fue desordenado al ataque, buscando como fuera el gol con mucho pelotazo. Villagra sólo ante 4 defensas las perdía solo. A veces esa Villagra-dependencia nos hace daño, pareciera como si no existieran más variantes, y vaya que las hay. Y en una de esas tan mencionadas variantes, llegó el segundo: remate de Ervin, el arquero suelta y Robayo, quien había ingresado por Ciciliano, tuvo el arco a su disposición para anotar el segundo.

Durante unos 8 minutos después de ese gol, Millonarios tocó la pelota por todo el terreno, jugando bien y administrando el partido. Pero después, tal como al comienzo de la etapa complementaria, le regaló el espacio y los tiempos al rival, que sin hacer mucho llegó a complicarnos, a hacernos comer las uñas, a generar ansiedad. Y como el rival no tenía como, el partido se tornó aburridísimo por momentos, Millonarios no quiso atacar más, y el visitante no tenía como hacerlo.

Terminó -gracias a Dios- el segundo tiempo más malo que le he visto al Millos 2007, lo importante es que se logró el objetivo, se ganó y de nuevo estamos entre los 8, pero lo de hoy no puede volver a pasar. Fueron 45 minutos para olvidar.

Resulta inadmisible terminar un partido pidiendo tiempo contra un rival que no muestra nada, y que si atacó fue precísamente porque Millos lo dejó atacar. Hoy Millonarios, solito, se dejó complicar, y eso no debe pasar y menos jugando en Bogotá. Afortunadamente ganamos.

Este sábado todos para Tunja, que la vamos a copar!