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octubre 20, 2008

Liquidados en dos minutos

Millonarios perdió por tercera vez consecutiva ante el Boyacá Chicó, que se ha convertido en verdugo de los azules después de que hasta hace un año para nosotros jugar con Chicó eran tres puntos fijos. Más allá de eso, el equipo perdió jugando muy mal y dejando una mala imagen en tierras boyacenses. Chicó no tuvo la pelota, pero jugó muy ordenado y le bastó para liquidar a los embajadores en solamente dos minutos. El equipo boyacense se mostró mejor en la cancha a pesar de nunca tener el control del partido y los azules, sobre el final y cuando más se necesitaba, se vieron limitados y entregados. Otra vez la hinchada tuvo un capítulo aparte, se mostró inmensa. Miles de aficionados viajaron desde Bogotá y otros tantos que se acercaron desde Tunja y los pueblos del departamento de Boyacá hicieron del estadio La Independencia una segunda casa, lamentablemente, el equipo no estuvo a la altura de la hinchada una vez más.

Quintabani optó por jugar con tres volantes recuperadores y un creativo. Andrés Pérez, Bedoya y Robayo arrancaron desde el vamos y Elinho logró estar para el partido a pesar de su lesión de tobillo. El empuje de Millonarios en el arranque del partido duró cinco minutos, tiempo en el cual Elinho la tuvo con un remate que se fue ligeramente cerca del palo defendido por "Prono". Después, aunque el equipo azul siguió teniendo el control del partido, no realizó ataques peligrosos durante casi veinticinco minutos de juego. Al contrario, fue el Chicó el que tuvo las chances, primero con un cabezazo que chocó en el palo derecho de Córdoba y después con acercamientos peligrosos por la zona derecha.

Millonarios parecía adormecido en el terreno, tenía la pelota pero no hacía daño, sus pases eran siempre horizontalizados y no había explosión en ataque hasta el minuto 30, cuando en jugadas consecutivas el golero Prono salvó al Chicó. Primero con un remate de Milton en el mano a mano que se encontró su mano izquierda, después en un mano a mano con Jonathan que alcanzó a manotear y el balón fue a golpear lentamente contra el palo, y después en el rebote un remate de Robayo que golpeó en un rival cuando iba camino de gol. Después Chicó la tuvo con un remate de Pacheco que muy bien salvó Córdoba.

En el segundo tiempo Millonarios salió mejor parado en el terreno. Sobre los seis minutos de juego, luego de un cobro de costado, la cabeza de Mera peinó la pelota y la mandó al fondo de la red. Gol de Millos y júbilo, júbilo efímero que no alcanzó a durar sesenta segundos porque en la siguiente jugada Palacios el lateral derecho del equipo que oficiaba como local, llegó hasta casi el borde del área tan tranquilo como si estuviera en la casa del vecino, tuvo todo el tiempo del mundo para acomodarse y sacar un derechazo al ángulo y empatar. Y menos de un minuto después, en un centro desde la izquierda la defensa se quedó dormida y Moreno liquidó de cabeza a Córdoba. En dos minutos el partido cambio de ganador con tres jugadas.

Millonarios intentó reaccionar, tuvo como empatar con un remate de Andrés Pérez que se estrelló en el palo y después con Milton en un cobro de pelota quieta que salvó providencialmente "Prono". Siempre "Prono", puede tapar mal toda la temporada, pero contra Millonarios siempre tiene actuaciones superlativas. Dos llegadas con riesgo, y después el equipo azul se fue diezmando paulatinamente. Primero Millos llegaba al área rival pero nadie se atrevía a disparar y la jugada terminaba en pelota por la banda y centro, y después, peor aún, ya ni siquiera se pisaba el área rival. Fue entonces cuando Chicó se convirtió en dueño del partido teniendo la pelota y pasándola a lo largo y ancho del terreno ante un Millonarios que lo hizo más fácil para el local luciendo entregado y limitado. Entraron Ervin y Tejada por Elinho (desafortunada presentación) y Casierra, pero nada cambió.

Perdió Tolima, perdió Santa Fe y empató Pereira. Era una oportunidad perfecta para descontar puntos en la lucha por llegar a la punta del campeonato. Pero Millonarios no aprovechó y, al contrario, permitió que equipos que están por debajo se acercaran en puntos. Hoy Millonarios es quinto, pero el Caldas, que es décimo tercero, está tan sólo dos puntos por debajo. Quedan cinco partidos y Millonarios solamente saldrá a Bucaramanga, todo está servido, la clasificación está aquí en Bogotá, pero no se pueden dar ventajas como las de la noche del domingo en Tunja. Lo que viene es el Huila este miércoles en el horario de las 8:30 PM en El Campín.

abril 16, 2008

Pesadilla

Si usted, hincha albiazul, estuvo en El Campín el día de hoy y estuvo también la noche del sábado primero de Septiembre de 2007, pudo notar que la sensación que quedó al salir del estadio fue la misma. Lo inexplicable hoy no es el resultado, pues por lo visto en el campo de juego fue justo. Lo que es inexplicable de verdad es la manera tan displicente como jugó el equipo hoy, sobre todo en el segundo tiempo, para terminar derrotado, paseado y humillado por el Boyacá Chicó en El Campín y no mostrar ni voluntad ni ganas, algo que hasta hoy siempre tuvo el equipo de Vanemerak. Todo, absolutamente todo lo que ocurrió el domingo 13 de Abril de 2008 debe quedar en el olvido.

Hizo mucho frío en Bogotá, y desde las 3 de la tarde un aguacero desesperante cayó sobre la capital colombiana, un aguacero que no cesó sino hasta después del partido y que ahuyentó a algunos de presentarse en el coloso de la 57. Aún así, más de 12 mil personas llegamos, presagiando y esperando una victoria que hubiese ubicado a Millonarios en el quinto lugar. Todos los resultados se dieron y conspiraron para que Millos ascendiera en la tabla. Se sabía que el rival no era fácil y que, por la situación en la tabla de posiciones, este era un partido de seis puntos por ser rival directo. El impulso a Millonarios le duró quince minutos. Millonarios empezó a presionar desde el inicio al conjunto boyacense y sobre los siete minutos, el central sancionó un penal por una supuesta mano que reclamó la visita (el reclamo que yo hago es que después de la infracción Jonathan quedó sólo ante el portero y no hubo norma de ventaja). Y ahí apareció la primera señal de la debacle que vendría: Ciciiano cobró al palo derecho de "Prono", quien atajó. Millonarios perdió la mejor oportunidad de irse arriba en el marcador y cambiar la historia de la que se convirtió después en una pesadilla de domingo.

Millonarios siguió dominando con Jonathan Estrada por zona izquierda y el trabajo de sacrificio de Carreño. Prono se constituía hasta ese momento en la figura del partido, y en la primera llegada que tuvo Chicó se fue arriba, un remate mordido que terminó convirtiéndose en centro. Santander Ospina intentó rechazar y terminó haciendo la asistencia. Pacheco quedó solitario ante Cuadrado y definio al ángulo ante la mirada pasiva de Mosquera. Corrían 18 minutos. Vanemerak (¿o Bonner?) lo intentó: envió a Cochas al campo en reemplazo de Díaz. Millonarios siguió acercándose, Prono empezó a quemar tiempo y a desesperar. Vino entonces otra de las malas: Carreño se lesionó y Martín García entró en su lugar. Y a un minuto del entretiempo, otra vez de forma colectiva, Chicó anotó el segundo con Marcos Pérez. Así se fue el primer tiempo.

Lo del segundo tiempo no tiene presentación. Pareció como si la lluvia, que tenia tiritando a los asistentes, se hubiera trasladado a los jugadores, porque ellos lucían fríos, tullidos, congelados, faltos de todo. Millonarios no llegó al arco rival en todo el segundo tiempo. Tal sería el desastre, que el equipo visitante se quedó con un hombre menos durante 17 minutos, y Millonarios no llegó nunca al arco rival, y por el contrario recibió el tercero, anotado por Caneo. Y minutos después, Andrés Mosquera recibió tarjeta roja por una entrada desmedida. Triste es que el defensor venía de pagar suspensión por otra roja ante Pasto y en su reaparición de nuevo se hizo expulsar. Mientras a los jugadores de Millonarios les hacía falta una combinación de todo para lucir, el equipo visitante empezó a pasearse en El Campín haciendo toques y dejando en ridículo a los nuestros. Hiceron la fiesta con Millonarios y estuvieron dos veces cerca de seguir de largo. El último cambio que quemó Millos fue la entrada de Astudillo por Tobar, pero ni así el equipo logró llegar al arco de Prono. Un festival de pelotazos al ollazo que nunca funcionaron. De hecho , tanto Astudillo como Martín brillaron por su ausencia, no se notaron. Ciciliano cometía errores de jugador de colegio, devastado por el penal errado. El único jugador de Millonarios que intentó sacar la cara fue Estrada. Lo de Bedoya y Robayo es para el olvido.

Sobre el final, Guerrero, quien había ingresado al campo instantes antes, decretó el cuarto y lapidario a un minuto del final. La horrible noche por fin llegó a su final, y con ella llegaron una cantidad enorme de dudas y anti-récords. Por ejemplo, que Boyacá Chicó jamás había ganado en El Campín hasta hoy; que la última vez que Millos había perdido 4-0 en casa se remonta a 1957, año de la peor campaña de Millos de toda la historia; que desde 2004, el año de la crisis más grave de la institución, Millonarios no recibía cuatro goles en contra jugando en Bogotá (aquella vez fue Santa Fe) y antes tendríamos que remontarnos a 2001 en un partido en que el Cali que todos conocían como el "Green Team" ganó 4-1; y que con ésto, Millonarios lleva cinco años consecutivos siendo goleado al menos una vez en casa (2007 con Pasto, 2006 con tolima, 2005 con Santa Fe y 2004 con Huila).

Si hacemos la comparación entre Septiembre 1 de 2007 y la noche de hoy, encontramos similitudes enormes. Aquella noche los jugadores se pararon para darle paso a la salida de Martín Lasarte. Hoy Millonarios jugó igual que aquella vez. ¿Acaso le están "haciendo el cajón" a Vanemerak?, ¿Acaso la orden de no jugar bien llegó desde los altos mandos?, ¿Cómo es posible que haya un cambio tan grande de pasear al América a ser paseado por el Chicó?. Algo extraño ocurre, y habrá que esperar el desarrollo de los días para encontrar las respuestas.

noviembre 05, 2007

Entrenando con el chiquillo

Se sabía, se veía venir. Hoy estuvimos pocos en el estadio, estuvimos los de siempre. Los que sin importar el rival, la fecha, hora, posición o certamen estamos presentes. A nosotros, a diferencia del resto, nos gusta ver a Millos siempre y no somos acomodados para alentar solo cuando el equipo gana. A nosotros, a diferencia del resto, nos hace mil veces más felices un triunfo y nos hace mil veces más tristes una derrota. Nosotros, a diferencia del resto, amamos de verdad a Millonarios. Y por eso estuvimos hoy, en un partido por momentos malo, que de verdad pareció un entrenamiento más. Con Millonarios jugando a media máquina y con un hombre menos durante 75 minutos, pero que aun así logró llevarse una victoria en las postrimerías del partido con un señor golazo de Marcelo Tejera que pagó la boleta ante un cobarde, mezquino y pegador equipo boyacense, amparado vilmente por el silbato de Luis Sánchez, el peor árbitro en mucho tiempo en El Campín.

Millonarios arrancó bien, fue por eso que apenas sobre los 8 minutos llegó el primer gol. Luego de un tiro de esquina Andrés Salinas cabeceó magistralmente para anotar el que fue el primer gol del partido y el primer gol de su carrera profesional; más que merecido. Lamentablemente la alegría duró poco porque apenas tres minutos después, en la única falla defensiva y de contención, en donde se vio una pasividad absoluta, llegó el empate.

Y cuatro minutos después empezó el circo del que se hizo pasar por juez central. Una expulsión tan infame como injusta a Ciciliano, el concierto de pito siempre a favor de la visita. Ante la ausencia, Villagra tomó un rol importantísimo. Colaboró como nunca en la marca, reemplazó el papel de Ciciliano con honores, fue el mejor partido del paraguayo en mucho tiempo, lamentablemente aun falta el gol, pero el sacrificio que hizo es bastante detacable.

Mientras Millonarios se las arreglaba para dominar el partido aún con el jugador menos, Chicó se dedicó a quemar tiempo, sus jugadores se convirtieron en asiduos visitantes del piso al mismo tiempo que incrementaron su nivel de pierna fuerte. Si a Ciciliano lo expulsaron por una acción que tal vez y por mucho era sólo de amarilla, a los jugadores de Chicó habría que encarcelarlos. Jonathan Estrada tomó los hilos del equipo, bien acompañado por Álex Díaz en la izquierda y por Érvin en la derecha,

El segundo tiempo empezó muy aburrido, Chicó estaba firmando el empate desde que hizo el gol, y Millonarios, tal vez buscando cuidar a sus jugadores para el partido del 7 de Noviembre con América de México, bajó considerablemente su profundidad, haciendo al partido más monótono y aburrido por instantes. Después vinieron los cambios: Pérez por Mosquera (quien sufrió un esguince de rodilla pero todo indica que puede jugar el miércoles), Tejera y Telembí por Érvin y Villagra. Chicó trató de atacar más, pero nunca pudieron pasar por nuestra defensa.

Y Tejera avisó en un muy buen tiro libre que milagrosamente sacó el arquero Noriega, era el preaviso, nadie se imaginaba lo que venía. Corría el minuto 90, cuiando Millonarios a media marcha, sin querer desgastarse, tuvo una chance más, la pelota le cayó al uruguayo que sin pensarlo puso un globo monumental entre la línea final y el portero. GO-LA-ZO, apenas justo y merecido.

Ya después vinieron las risas, Chicó jamás empataría, ese equipo, dedicado a la patada y el puño limpio casi se lleva un empate inmerecido. Además este era un partido de seis puntos y logramos recuperar terreno en la reclasificación. Además matemáticamente y aunque suene imposible, los cuadrangulares están ahí cerca, y sólo un milagro nos clasificaría.

Al final, el grito de batalla que bajó desde norte y se expandió en todas las tribunas del estadio: "Olelé, Olalá, Regálame la Nissan, se acerca navidad". Es cierto, este miércoles en el Campín el juego de ida ante América de México.

Fuimos los de siempre, pagamos los de siempre y ganamos... los de siempre, entrenando.

abril 29, 2007

Tres puntos perdidos, un tiempo regalado.

Hoy sólo puedo empezar escribiendo lo orgulloso que me siento, cada día que pasa, de ser hincha de Millonarios, de pertenecer a esta familia que hace 19 años no gana nada, pero que con todo y eso sigue siempre presente y acompaña siempre a todos lados. Creo que ninguna otra hinchada en el mundo acompaña como esta.

Qué caravana masiva de gente se vio por las carreteras boyacenses el día de ayer!! Desde muy temprano buses y carros particulares con gente millonaria invadieron la autopista norte hacia Tunja, sin importar si el partido iba por TV, sin importar si era sábado, sin importar nada. Ayer escuché una frase muy cierta "el que no viaja a Tunja sencillamente no existe".

Si el estadio no se llenó fue porque el Chicó no le vendió el 100% de la boleteria a Millonarios y dejó una tribuna para la parcial ajedrezada que obviamente nunca se llenó.

Del partido se puede decir que el autor intelectual de la derrota es Osorio, quien literalmente le regaló al rival los primeros 45 minutos al hacer cambios en la formación titular sin éxito. ¿Para qué sentó a Jonathan Estrada si el pasado miércoles con Ciciliano lo hicieron bien juntos? No lo entiendo. Y así, entre ese primer tiempo mediocre, llegó el gol mediocre del rival mediocre y gracias a un error mediocre. Pase gol de Ervin González a un jugador de Chicó, que sacó un remate de larga distancia, Cuadrado reaccionó muy tarde y casi que ni se estiró, fue el primer gol que Chicó le anota a Millonarios en tunja, y que a la postre generó la primera victoria de los ajedrezados sobre los embajadores en toda la historia.

Para el segundo tiempo entró Estrada, y Millonarios volvió a jugar como nos tiene acostumbrados, desde el principio el rival quedó arrinconado, y la falta de definición nos volvió a castigar. Minutos más tarde Osorio ingresó a Briceño y sacó a Ciciliano, y Millonarios quedó con 10. Si bien Ciciliano era intermitente, sobre todo en el primer tiempo, Briceño nunca jugó, nunca se vio. Los jugadores de Chicó se dedicaron a desesperar a Millonarios quemando tiempo y tirándose al suelo fingiendo lesiones, amparados por el pésimo arbitraje. Así llegó el final, tres puntos que en las cuentas eran fijos y que comprometen la clasificación a las semifinales. Y una derrota bastante dolorosa puesto que el rival nunca nos había ganado (la primera vez es la que más duele, dirían las niñas) y porque en Tunja hay que ganar siempre, porque siempre somos locales, porque ese estadio sólo se llena cuando juega Millonarios.

Viene La Equidad este miércoles, el colero, y ganarle es una obligación para seguir en carrera y disputar el clásico capitalino con Santa Fe el próximo fin de semana, con los rojos llegando ofendidos y con sed de venganza por la goleada recibida en el clásico anterior. Todavía dependemos de nosotros mismos, y ya no salimos de Bogotá. No hay disculpas.