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septiembre 26, 2008

Les perdonamos la vida

Nacional vino a Bogotá a jugar con el planteamiento más defensivo posible. El equipo verde jugó a empatar y lució limitado, temeroso y asustado. Y con todo y eso, Millonarios no pudo liquidar, se fue otra vez en blanco y desperdició una gran oportunidad de acabar con el mezquino equipo visitante. Nuevamente vimos a Millonarios muy ansioso, con muchas malas entregas, sin empuje, sin ideas, sin creatividad y, por momentos, pasivo. Gerardo Bedoya salió expulsado -aun desconocemos la razón verdadera- y se perderá el partido del domingo en Cali ante el América.

Con la ausencia de Robayo, Quintabani se la jugó enviando a Hurtado a la primera línea de volantes y el resultado fue ver a Iván consagrándose como el mejor jugador de Millos y del partido. Mera y Cortéz conformaron la pareja de centrales, a ambos se les vio algo de temor escénico. La novedad de los azules estuvo en la creación, en donde Denilson Santos, el brasilero, hizo su debut en lugar de Araújo, quien fue retirado de la concentración por una virosis y tuvo que ser reemplazado por Érvin, quien fue al banco.

El vértigo de Millonarios al comienzo del partido duró quince minutos, precísamente, lo que duró el brasilero debutante haciendo su juego. En ese lapso, Leonardo Castro tuvo las dos mejores oportunidades de Millonarios en la primera parte: primero con un cabezazo que se fue cerca y después con un remate de media distancia que alcanzó a salvar Blandón cuando parecía meterse por el palo derecho del meta.

A partir de ahí, Nacional tomó el control de las acciones y aunque no hizo nada en ataque, logró despertar la ansiedad de los jugadores azules que no veían cómo superar la defensa de hasta cinco hombres que planteó el visitante. Los jugadores azules se perdieron por completo por momentos y el ataque azul se alejó considerablemente del arco de Blandón mientras las malas entregas hicieron su aparición, excepto en una jugada en la que Milton se robó el balón y cuando ingresó al área rival hizo una de más, después la jugada terminó en gol anulado de Castro por fuera de juego.

Durante todo el primer tiempo empezamos a notar que el juez de línea de Occidental estaba inclinando la cancha a favor de la visita. Cualquier forcejeo de un azul era falta, todas las jugadas eran fuera de lugar y la mejor, levantó su bandera sancionando una supuesta falta sobre un jugador verde a cientos de metros de distancia después de que el árbitro ya había dejado seguir y Millonarios armaba un contragolpe letal. Sobre el final del primer tiempo el central expulsó con total justicia a Amaya por un codazo descarado sobre Denilson.

Y si el visitante había sido miedoso en la primera parte, para el segundo tiempo lució aún peor. Millonarios tuvo la pelota todo el tiempo, dominó, trató de acercarse y el visitante rechazaba siempre a cualquier parte. Se notaba demasiado que Nacional estaba respetando demasiado a Millonarios. El miedo se notaba en todos y cada uno de sus jugadores, tanto así que Eduardo Blandón tenía que quemar todo el tiempo del mundo en cada saque de meta. Y Millonarios nunca supo aprovechar. Tuvo el balón todo el tiempo, pero se acercó muy poco. La noche de Jonathan Estrada fue para el olvido. El calidoso jugó quizá el peor partido con la camiseta albiazul, siempre trató de pasar por donde no cabía, trató de buscar faltas fuera del área que no existían y el central jamás le comió cuento, y cuando pudo rematar prefirió centrar de forma errada.

Después, sucedió lo que muchos presentíamos. Algo le dijo el juez de línea de Occidental al árbitro y éste último expulsó a Bedoya, nadie sabe qué fue lo que pasó en realidad. Con todo y esto y cuando pensábamos que al estar ambos equipos con diez jugadores Nacional iba a proponer, la historia fue la misma. Nacional siguió encerrado miedoso y Millonarios siguió con el control. Fue entonces cuando Hurtado tuvo que cubrir el hueco en la mitad y lo hizo con lujo de detalles. El ecuatoriano no perdió ni media pelota disputada y, lo mejor, todos sus quites fueron supremamente limpios, el ecuatoriano estuvo impasable.

Entraron Tejada y Érvin por Castro y Denilson, respectivamente. El primero jugó mucho mejor que en sus anteriores presentaciones y colaboró con la presión y el marcaje en tres cuartos de cancha. El segundo jugó a su estilo de gambetear individualmente y pasó desapercibido. En todo el segundo tiempo, con todo y el temor que sentían los visitantes y teniendo todo el tiempo la pelota, fueron solo tres las llegadas claras de Millonarios: Un remate de Casierra que salvó Blandón, y dos cabezazos de Mílton también conjurados por el portero visitante, que se cansó de quemar tiempo durante toda la segunda parte. Una "cuarta opción" la tuvo también Mílton cuando al ingresar al área fue sujetado por un jugador verde. Era penal, pero el delantero azul no se tiró al piso y nadie sancionó nada.

Millos tuvo todo, un rival chico y asustado que le salió con miedo a Millonarios y jugó a empatar, un hombre de más gran parte del partido y el control. Pero hoy, lastimosamente, los jugadores de ofensiva de Millonarios no estuvieron a la altura del partido ni de la hinchada, que siempre quiere ganar este partido más que cualquier otro y que respondió al equipo en asistencia, en aliento y en fiesta. Por eso, al final del partido los visitantes celebraron como un campeonato el empate (cualquier similitud con la hinchada de Santa Fe no es pura coincidencia) mientras que los azules recibimos ese empate como una derrota fría.

Millonarios solo ha logrado uno de los últimos nueve puntos y se ha ido en blanco en los últimos tres partidos. Los ahorros de comienzo de campeonato se acabaron y hoy el equipo descendió una casilla en la tabla por la victoria del Bucaramanga. Lo que viene ahora es América en Cali, partido duro porque si bien el rojo de Cali tiene problemas internos por razónes económicas, es un duro rival y tiene fuertes individualidades. En estos momentos Quintabani debe tener un dolor de cabeza tenaz, pues no podrá contar con Bedoya y muy posiblemente conociendo las sanciones de la comisión de disciplina tampoco podría contar con Robayo, lo que obligaría a improvisar en la zona de contención. Afortunadamente para Quintabani y para nosotros los hinchas, hoy nos dimos cuenta que en Millonarios hay un ecuatoriano que, en la zaga o en la contención, es impasable.

abril 15, 2007

Doloroso... pero hay que tener la frente en alto.

Se perdió el partido que no se podía perder, el que más nos duele. Nacional ganó porque su técnico leyó muy bien el partido y porque consolidó a su arquerito como la figura de un juego bastante parejo y disuputado, y porque con un golazo desequilibró las cosas.

Obviamente es entendible que hoy todos los hinchas azules estemos tristes y nos duela el alma, pero no hay que agachar la cabeza. Yo se que para todos será duro aguantar en la oficina, en la universidad, en el colegio a los mierdolagas restregando el triunfo. Al fin y al cabo, es el superclásico y si el resultado hubiese sido distinto la cosa también sería así. Por eso en estos momentos es cuando más orgullosos debemos sentirnos de ser hinchas de Millos, de estos colores, de esta pasión.

De nada sirve en estos momentos tratar de buscar culpa en el juez, que si bien no pitó bien no influyó en el resultado, o en el equipo, o en falta de ganas (porque sí hubo bastante entrega), Símplemente, Nacional gana el duelo en el banco y en el arco, ahí fue la diferencia.

Mientras Quintabani leyó bien el partido y supo controlar las áreas más contundentes de Millos. Osorio, en el afán de ganar, cometió errores al probar variantes que no se deben ni se pueden hacer ante Nacional (no se puede inventar nada en un superclásico), y en uno de esos cambios nació la jugada previa que terminó en el único gol del partido. Y en el arco, Ospina contuvo el grito de gol en por lo menos 5 oportunidades, fue la figura.

El otro duelo, el de la tribuna, si lo ganamos, y por goleada. Más allá de la salida apoteósica con humo en Oriental y Occidental (Los Comandos estaban sancionados, pero a la gente se le olvidó cual es la platea más brava de Colombia), en donde como siempre la hinchada azul borró a la verde, la hinchada azul jamás estuvo en silencio, y la verde fue todo lo contrario. Esta vez ni siquiera cantaron las dos o tres cancioncitas de siempre, esta vez sólo fue silencio, inclusive cuando tomaron la ventaja, y sólo se escucharon 5 minutos antes de la finalización del partido.

Lo mejor... terminado el partido, y cuando el equipo embajador se dirigía al camerino con la derrota más dolorosa a cuestas, de todas las tribunas salió un imponente aplauso hacia los jugadores reconociendo la entrega y la lucha dentro del campo. Algo que ninguna otra hinchada haría. 32000 personas aplaudiendo, reconociendo la entrega, lo que nos diferencia de la ralea verde. La sutil diferencia entre la fidelidad y el resultadismo, entre el AMOR VERDADERO y la FARÁNDULA RESULTADISTA.

Las conclusiones:

Si bien es inocultable la tristeza por perder el partido que no se podía perder, hay que mantener la cabeza en alto y sentirnos orgullosos de pertenecer a la mejor hinchada del país, la que sigue al equipo más grande.

Aunque el resultado nos deja mal parados en la tabla, hay que recordar que viene América en Cali, y después Millonarios jugará como local 5 partidos seguidos (incluídos el juego en Tunja y un clásico con Santa Fe, pero en ambos escenarios siempre somos locales), esto significa que tenemos la clasificación en nuestras manos, y dependemos de nosotros mismos.

abril 13, 2007

No es un partido cualquiera... hay superclásico!

En todo el fútbol colombiano -y de muchos otros paises- no hay un partido que despierte tantos odios y rivalidades. Este sábado, en la cancha de El Campín, Millonarios y Nacional se verán las caras de nuevo, volverá la rivalidad más grande del fútbol nacional. Durante toda la semana sólo se habla de este partido, y con el paso de las horas la ansiedad se hace más evidente en todos los rincones.

Aunque jóven, esta rivalidad ya pasó a otro nivel, desde finales de la década de los 80 (antes el equipo verde era un equipo chico más, que saltó a la vitrina gracias a la mafia) cuando comenzó, hasta nuestros días. Hay odio de lado y lado, es el choque de dos identidades y tipos de juego distintos, de las dos hinchadas más numerosas del país, de dos regiones. No hay partido que despierte tanta atención en el país futbolero como el de mañana.

Si ganarle a Santa Fe es satisfactorio, ganarle a nacional es un clímax. Este es el partido que más nos gusta ganar, el que más celebramos, el que más gozamos y el que más pendientes pone a todos. Espero, de todo corazón, poder escribir feliz mañana la crónica, porque Millonarios gana.

Hoy por hoy no hay boletas en los expendios ni taquillas del estadio. Muchas de ellas ya están en poder de revendedores, lo que supone la única esperanza para aquellos que aun no tienen boleta de poder ingresar al estadio.

Dicen los números que Millonarios ha vencido en 92 ocasiones a los verdes, y ha sido derrotado 61 veces, lo que demuestra la clara y evidente paternidad del equipo capitalino sobre el montañero.

Por parte de las barras se pide a todos los que vayan a asistir al estadio mañana que cada uno lleve una bandera, para entre todos formar el banderazo más espectacular de todos, y pintarle la cara en la tribuna como siempre a la hinchada provinciana.