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octubre 04, 2008

Perfecta noche de viernes

El juego repetitivo de Millonarios de todo el mes de Septiembre se fue al olvido en la noche del viernes cuando el equipo azul literalmente le pasó por encima al Pasto en una noche perfecta y retomó la senda victoriosa. Elinho, el brasilero, debutó con la camiseta de Millonarios marcando dos goles y jugándose un partidazo. Milton volvió al gol después de cuatro partidos y Jonathan Estrada nos regaló a los asistentes una joya, un golazo de lujo de esos que generalmente escasean en nuestro medio para ponerle el moño y las cifras concretas al marcador. Fueron cuatro, pero con todo y eso el arquero rival fue la figura del partido. De no haber sido por él, Millonarios tranquilamente pudo haberle hecho ocho goles a un Pasto que no pudo oponer mayor resistencia ante el buen juego del equipo de nuestros amores.

Fue el rival el que pegó primero con un remate desde fuera del área peligrosísimo que salvó muy bien Óscar Córdoba. De ahí en adelante Millonarios lo hizo todo, de la mano de un Estrada iluminado y jugando al toque, por el piso, combinando a volantes y delanteros, el equipo azul se empezó a acercar a predios pastusos. Elinho empezó a avisar de sus capacidades con un remate entrando al área por zona izquierda que se fue ligeramente por encima. Después la tuvo Milton en un tiro libre que ya estábamos cantando como gol y que salvó providencialmente el portero rival.

A los 22 minutos se desequilibró la balanza. Elinho puso un pase a Araújo, quien ingresó al área y remató al arco, la pelota quedó en rebote y otra vez elinho aprovechó para sentenciar al Pasto con un derechazo abajo. Cinco minutos después, Millonarios se juntó por izquierda, Milton ingresó al área y colocó un centro preciso al otro palo que sobró al golero y apareció la cabeza del brasilero de nuevo para poner el 2-0. Antes del final del primer tiempo la tuvo Araújo quien remató desde la derecha y su disparo fue desviado por el meta visitante. Pasto no podía hacer mucho, sus jugadas no pasaban desde la media cancha, en donde Robayo y Andrés Pérez lo quitaron todo y se comieron la cancha. Vimos a Robayo motivado por regresar al campo, como si sus dos fechas de sanción hubieran sido eternas. Y vimos al mejor Andrés Pérez de los últimos tiempos, el volante parecía tener más pulmones, cada balón lo corría a muerte. Parecía el Andrés Pérez que conocimos del 99 y principios de ésta década. Su actuación de anoche fue superlativa.

Para el segundo tiempo Millonarios siguió en su misma tónica de juntarse por el piso, de tocar la pelota con velocidad y precisión, de juntarse con paredes y tocatas para generar sorpresa. Milton ingresó al área y cuando estaba listo para liquidar su remate fue desviado por la pierna de un rival. El delantero se notaba ansioso por volver al gol y a los once minutos de la complementaria se le dio. En una combinación con Estrada, el valluno dejó al calvo en el área mano a mano con el portero, Jonathan remató con furia y el portero alcanzó a tocarla y desviarla al palo, pero en el rebote apareció Milton para liquidar con el arco a su merced y poner el tercero.

Después ingresó Ervin por Araújo, quien salió aplaudido por su gran actuación. En la tribuna, los 10 mil fieles que asistimos, los de siempre, palpitábamos que la cuenta no estaba completa y que faltaba más. Y Jonathan, que todo el partido se había juntado con todo el mundo con tocatas y deleitaba a la tribuna por mostrar el nivel que le conocemos de siempre, iba a tener su premio, que fue a la vez premio a los hinchas, premio al equipo y premio al fútbol. Íban 22 minutos del segundo tiempo y el volante tomó la pelota y arrancó en una carrera hacia el arco norte del estadio, cinco jugadores rivales fueron a quitarle el balón y los cinco salieron bailados. Con esto Estrada llegó al área y quedó mano a mano, pero esta vez definió perfecto al palo izquierdo del portero. Fue un verdadero golazo que nos dejó tan felices como sorprendidos a todos. Por eso, cuando el volante fue sustituido siete minutos después por una molestia, se llevó una ovación impresionante.

Y después Millonarios pudo hacer más pero el portero visitante estuvo atento. Primero con Robayo quien perdió en el mano a mano después de entrar al área. Después Tejada, quien ingresó por Elinho para el aplauso, se juntó con Milton y este último soltó un gran remate desde fuera del área buscando bañar al portero rival quien alcanzó a manotear para sacar al córner (hubiera sido otro gol de fantasía). Y finalmente un tiro libre de Hurtado que conjuró también el portero del equipo de la visita. Hubiera sido excelente, por ejemplo, un gol de Tejada, para sacarse la sal de encima y arrancar la racha goleadora. Pasto llegó solamente una vez con peligro en todo el segundo tiempo y la jugada terminó en un gol anulado por claro fuera de juego.

Millos volvió a ganar, gustar y golear. Volvió a realizar una presentación de esas que nos gusta ver ante su gente, ante los de siempre, los que no escogemos rival, día ni hora. Del equipo repetitivo y sin ideas de Septiembre no se vio nada ayer. Por el contrario, se vio un equipo con dinámica, con variantes, con precisión, que jugó bonito a la pelota y que tenía enloquecido al rival por su rendimiento. Este es el Millonarios que siempre queremos ver, el que pasa por encima del rival y sin importar que el marcador ya esté abultado sigue yendo hacia el frente buscando ampliar la ventaja.

abril 01, 2007

... y perdieron hasta su "santa fe"

¿Hay alguna hinchada en el fútbol colombiano más amarga que la del independiente santa fe? Hoy una vez más ellos mismos volvieron a demostrar que más amargos que ellos no hay nadie. Venían de ganar cuatro partidos en línea y con todo y eso y tal como lo pronostiqué en la entrada anterior con la previa, hoy de nuevo no llenaron su parte, no fueron. De nuevo Millonarios llevó más gente (en términos de porcentajes, 65-35), de nuevo hubo un hueco enorme en Oriental-Sur, de nuevo la gente de Millonarios en Oriental quedó "apiñuzcada". Pero esta vez, en adición a eso, hubo gente de Millonarios con boleta en mano que no pudo entrar al estadio, por la mencionada negligencia -también en la entrada anterior- de los entes encargados de la logística. Aquí tienen que aprender que Santa Fe no merece medio estadio porque no lo llena, ¡¡¡cuántos problemas de acomodación se ahorrarían!!!

Toda la semana no hicieron más que hablar y hablar de más. Desde el lunes ya estaban celebrando una victoria que nunca llegó. Agrandados hasta más no poder, yo opté por dejar hablar. No me imagino las caras de los santafereños hoy, y durante la semana, porque el partido para el que viven durante todo el semestre lo perdieron, con goleada incluida.

Ahora sí, al partido. De entrada, todos pensábamos que Millonarios se íba a ir encima tal como en los partidos anteriores. Pero no fue así, el que salió con todo fue Santa Fe, que durante los primeros 15 minutos tomó el control y arrinconó a Millonarios, que pecó de falta de presión en media cancha, dándole libertad a los creadores rojos. No obstante, en la primera real aproximación de Millonarios, al minuto 16, Estrada es derribado claramente en el área, penal claro, cobra Villagra y a guardar. La primera alegría, que duró poco, porque tres minutos después, Santa fe empató con un remate de media distancia derivado en esa falta de presión en la mitad de la que hablo.

Después de esos tres minutos de goles, el partido cambió en ritmo, y santa fe perdió la profundidad con la que inició. Millonarios se animó a atacar más, y en el primer tiempo varias pelotas de gol que tuvo Telembí fueron bien controladas por el golero rojo, hasta que luego de un choque Castillo tuvo que ser reemplazado por Ervin González, artífice del segundo, a los 41, cuando centró y encontró la cabeza de Villagra. El balón se fue muy lentamente hasta traspasar la línea de gol cardenal y desatar la algarabía en la parcial azul.

El segundo tiempo comenzó mejor de lo esperado, Bedoya recuperó un balón en la mitad, puso el pase a Estrada, que de taco dejó habilitado a Ervin González que eludió al arquero y anotó, de camerino, el 3-1. Todo parecía estar controlado porque aunque Santa Fe tuvo el balón, sus ataques siempre perdieron con la defensa embajadora, y porque más de una vez Millos tuvo cómo liquidar en sendos contragolpes.

Santa Fe aprovechó el único error de la zaga azul en el segundo tiempo para anotar el descuento, definición del gordo Preciado. Durante unos 10 minutos, hubo preocupación, porque Santa Fe se vino con todo, y después de lo que había pasado en el último clásico, cuando ganábamos 2-0 y nos empataron, el recuerdo era inevitable. Además, durante ese lapso la arremetida cardenal fue masiva, y los atacantes azules empezaron a padecer los efectos del cansancio físico, por lo que los ataques ya no eran tan punzantes.

Pero, como papá es papá, a los 30 minutos, la preocupación y la ansiedad se volvieron a convertir en carnaval. Jugada por la derecha, disparo que rebota en un defensor rojo, y "el cabezón" Rodríguez (sí, el cabezón) aprovechó para anotar el cuarto de la noche y ponerle la puntilla al resultado.

Los siguientes 15 minutos fueron la típica constante de todo clásico que gana Millonarios, 25000 personas cantando y saltando al unísono, de la forma como sólo esta hinchada puede. "Hay que saltar, hay que saltar, el que no salte es una puta cardenal", "Millos no tiene marido, Millos no tiene mujer, pero tiene un hijo bobo que se llama santa fe". Todo el mundo se puso de pie y saltó, nadie se quedó sentado, el canto del "ole" no se hizo esperar hasta el pitazo final.

Para resaltar... no entendí qué le dio al central con la tarjeteadera a los jugadores de Millonarios, y con las expulsiones de los dos técnicos. A Osorio lo echa por ¡Salir del banco!, inaudito. Osorio no hizo nada malo ni ilegal y me consta porque estaba ubicado justo en frente del banco millonario. Con Sarmiento fue igual, expulsado sin aparente razón, aunque el cuarto árbitro "lo visitó bastante" durante todo el partido.

Los rojos venían agrandados porque llevaban 4 en linea, y hoy su papá les metió 4 en línea. ahora, 98 VECES MÁS GRANDES, con baile y goleada incluídos.

Algunos no entienden que por más que vayan bien juegan con papá. Ahora, con toda el sábado presentes en el estadio para el partido con Tolima, y en 15 días, el verdadero clásico, contra los putos de Nacional.

marzo 22, 2007

Crónica de una noche soñada

Algunos dirán -y tal vez con razón- que el partido con Medellín de hoy no era revancha de nada porque ahora sólo se jugaban 3 puntos y aquella tarde macabra de Diciembre del año anterior se jugaba el paso a la gran final. En lo personal, para mí este partido sí tenía tintes de revancha, puesto que aquella tarde de Diciembre una gran ilusión se tumbó por la mercenaria actitud del hoy jugador del Medellín Juan Fernando Leal, quien "se paró" argumentando atraso de pago y con el otros tantos que hoy gracias a Dios ya no hacen parte del plantel. Ellos se pararon y el DIM nos metió 4 y le dio la clasificación al Cúcuta, a la postre campeón. Esta era la noche para devolverle a Leal y sus 11 "amiguitos" el favorcito de esa tarde.

Me dijo un amigo cuando íbamos camino a El Campín "Anoche soñé una goleada, por eso tengo tantas ganas de ir", y cuando le pregunté cuál había sido el marcador de su sueño, me dijo: 3-1. Lo único malo del sueño del hombre fue que íba bien, pero se despertó demasiado rápido, sólo soñó con el primer tiempo.

Si antes se le criticó al equipo su falta de definición, hoy fue totalmente lo contrario. Efectividad máxima, sobre todo en los primeros 25 minutos, cuando Millos llegó tres veces y fueron los tres goles. Villagra saltó más que la defensa luego de un centro de Estrada y a los 6 minutos empacó el primero. Y 10 minutos después, el paraguayo, quien debutaba en Bogotá con la camiseta albiazul, aprovechó una terrible desconcentración de la defensa rival y empacó el segundo. ¡¡¡Qué manera de ganarse a la hinchada!!!

Los siguientes minutos fueron, tal vez, lo único presentable del equipo visitante, que con muchas ganas se volcó y atacó con rapidez la zaga embajadora, que logró aguantar ese pequeño vendaval sacando absolutamente todo. Y en el punto máximo que mostró el visitante, el capitán Quintero se inventó una gran jugada individual y con un remate cruzado al palo empacó el tercero. Bien merecido para el capi, muy buen jugador, comprometido con la causa y que siempre tuvo en los arqueros rivales y en los postes a los enemigos para no poder celebrar antes un gol con Millonarios.

Tres minutos después llegó el descuento por la vía del penal, luego de una falta de Conde (de gran partido). Eso fue lo único que hizo el Medellín en Bogotá, aparte de escuchar el "ole" en las tribunas y los constantes silbidos e insultos -bien merecidos por demás- para Leal.

Así se fue el primer tiempo, y mi amigo me recordó de nuevo "¿si ve? Yo le dije que 3-1".

Medellín confiaba en hacer un buen papel en el segundo tiempo, pero otra vez bien tempranito todo se les fue abajo. Una gran jugada de pelota quieta terminó en cabezazo a quemarropa de Villagra, soltó el arquero, vino un rechazo al lateral, nuevo centro, tiro de nuevo que suelta el portero y ahí estaba Telembí que cogió el rebote y empacó el cuarto para desencadenar la fiesta y al mismo tiempo provocar la expulsión del técnico rival por protestar.

Y el Nemesio fue un carnaval, desde todas las tribunas se escuchaban cánticos distintos, el ole de todas partes, las constantes incursiones ofensivas que dejaron como balance un disparo de Villagra en el horizontal (casi el hat-trick) y una opción despilfarrada increíblemente por Robayo luego de un pase de la muerte muy al estilo del fútbol europeo. Con el baile, le dije a mi amigo "Hermano, sólo falta que expulsen al hijo de puta de Leal, para que sea la noche perfecta".

Vinieron los cambios y el partido bajó en ritmo. Ervin, Briceño y Ciciliano, quien se lesionó apenas entró, fueron los ingresados, Estrada, Villagra y Telembí, para los aplausos, fueron los sustituidos.

Y minutos después, lo esperado, patadón de Leal y tarjeta roja. Adios mercenario, adios puto. Todo el estadio se puso de pie sólo para putear e insultar al paisa en su trayecto hacia el camerino sur. Los que estaban al lado me miraron y me dijeron "si señor, la noche perfecta".

Transcurrieron los minutos y con ellos el baile, toque para todos lados y "oles" desde todos lados. Sólo faltaba el quinto gol, que nace de un gran pase de taco de Ciciliano para Briceño y el zapatazo para "inflar la malla" del arco sur. Muy bien por Briceño que necesitaba este "espaldarazo" para quitarse la sal y la ansiedad, puesto que con Quindío se había comido unos increíbles.

Muy buena la actitud de los asistentes, en Norte, Oriental y Occidental todos cantaron, y esta vez no se escucharon comentarios negativos. Como debe ser siempre, toda la hinchada se unió en un sólo ole, en un sólo canto, en un grito (o cinco) de gol, como debe ser siempre. Tal como dice el cura en la misa dominical "Que todos seamos una sola familia para GLORIA TUYA".

Fue la noche soñada, la noche perfecta, los casi 25000 asistentes (¡sí, 25000, y Millos empezó el partido en el puesto 16 de la tabla, eso es demostración de cariño y fidelidad!) salimos todos contentos. Una lástima que mi hermano, compañero fiel en la tribuna, no quiso ir esta vez, gracias a su negligencia. Hasta altas horas de la noche se escucharon en la ciudad los carros pitando y la gente cantando. Esta hinchada necesitaba de esto, la prueba reina de que equipo tenemos y que los buenos procesos siempre traen resultados, así algunos tipejos traten de dañarlos desde sus micrófonos.

Sin contar el 5-3 al pasto aquel lunes santo de 2004, la última gran goleada de Millonarios anotando 5 goles se remontaba al 3 de marzo de 2002, cuando el Millos de Kozanovic, Sebastián López y Jaramillo le ganó 5-0 al Quindío.

Millonarios ascendió al noveno lugar, a 6 puntos del primero, se viene Pereira, colero del campeonato, gran ocasión para continuar con el impulso y llegar, en 10 días, al clásico capitalino con todas las energías.

Mi amigo tuvo un sueño, y se le cumplió... pero sólo soñó 45 minutos. Si se sueña los 90 creo que no llegaba a trabajar esta mañana y lo echaban. Lo único a que atiné a preguntarle al final fue "Viejo, usted por casualidad no se ha soñado un 7-0 a Nacional?" ¡Qué tal que soñara cosas como estas todos los días!