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agosto 05, 2008

Seguimos vivos en la Copa Colombia

Como debe ser siempre, sin importar el motivo del partido, Millonarios doblegó esta tarde en Zipaquirá al Bogotá F. C. de la segunda división en el estadio "Los Zipas" de Zipaquirá en partido adelantado de la novena fecha de la Copa Colombia, que se complementa mañana. El equipo azul jugó de nuevo con su nómina "B" y no tuvo mayores problemas para superar a su rival que no opuso mayor resistencia dejando entre los jugadores destacados a Andrés Pérez y Érvin González.

El primer gol llega luego de un tiro de esquina que levanta Érvin González y encuentra la cabeza de Ánuar Guerrero, quien convirtió así su primer gol con Millonarios. El segundo, llegó en la etapa complementaria por la vía de los doce pasos, cuando una falta sobre "Café" Mendoza dio paso a la ejecución de Érvin al palo izquierdo, a donde voló el portero visitante pero no alcanzó a atajar.

Bogotá no propuso mucho y apostó demasiado al pelotazo, pero cuando quiso jugar, Millonarios tuvo en Pérez al caudillo que se encargó no sólo de neutralizar los ataques rivales, sino también de ser el conductor del equipo desde la zona de recuperación.

Con la victoria Millonarios alcanza 12 puntos y deberá esperar que mañana La Equidad derrote a Centauros y que Santa Fe y Academia empaten, para así llegar con una mejor opción de clasificar en la última jornada el 13 de Agosto, justamente, ante Santa Fe.

octubre 26, 2007

Infinitamente Superiores

Brillante, espectacular, sólo así puede definirse lo que vimos todos en la cancha del estadio El Campín. Otra victoria, otra clasificación, otra fiesta inmensa que seguro aún no ha terminado y que seguirá de largo mañana. Qué partido, qué noche, qué recuerdo. De verdad que faltan palabras para explicarlo, es tanta la emoción que es realmente difícil de describir. Millonarios hizo ver diminuto al mejor equipo de Brasil, con categoría, con temple, con el corazón.

Una noche 10 puntos en todo sentido, sin distracciones, sin problemas. Sao Paulo llegó con peligro dos veces en los noventa y tantos minutos de partido, eso fue todo. El resto fue todo azul, para el recuerdo. El mejor partido de Millonarios en todo el semestre lejos, aún mejor que esa noche en el Atracacio. Lo de hoy fue simplemente de no creer. No hubo errores, ninguno de los nuestros jugó mal. Todos estuvieron a la altura del espectáculo, de la hinchada, del rival, del certamen, de la fase en la que estábamos. Hoy, Millonarios se convirtió en el primer semifinalista de la Copa, de una manera clara, justa y merecida. Ninguna persona en este país ni en el mundo puede contrarrestar lo que todos vimos. Nadie puede quitarle el mérito, fue más que claro.

La hinchada cumplió: el estadio lleno, las "dos salidas" (cuando salió el equipo y después de que sonara el himno nacional) llenas de humo azul y blanco en cantidades inimaginables. Los rollos, el papel. No pudo ser mejor porque la policía no dejó entrar algunas astas, pero fue algo para enmarcar. Además, ese aliento ferviente antes, durante y después de que terminó el partido lo dice todo. Tanto así que la salida del estadio se demoró más de lo normal, porque todos queríamos quedarnos otro rato más.

Varios presagios de muchos hoy no se dieron. Primero el del clima: Cuando sobre el medio día una nube gris oscura se aprovisionó del cielo capitalino todos imaginamos una noche con lluvia, un aguacero. Y la lluvia nunca apareció, ¿Cómo iba a aparecer si la noche tenía que ser perfecta?.

Después el del juego. El contexto general invitaba a pensar que Millonarios, que tanto defendió con los dientes el arco en cero en Brasil, iba a salir a controlar la serie defendiéndose. Tampoco pasó y la muestra clara se dio recién empezó el partido. En la primera descolgada azul que derivó en un centro de Érvin González y que no alcanzó a concretar Villagra. La propuesta de Vanemerak era clara, había que cuidar la ventaja, pero con la pelota y no defendiendo con los dientes. Y Millonarios tuvo cuatro o cinco aproximaciones más, pero faltó profundidad. Sao Paulo le apostó al pelotazo buscando a sus tres atacantes. Nunca funcionó. La defensa azul estuvo inmensa, impasable, impenetrable. Ese fue el primer tiempo, Millonarios con un absoluto dominio del juego pero carente de profundidad, mientras Sao Paulo no era punzante.

El segundo tiempo mostró a un equipo brasilero que intentó buscar sin éxito siempre la forma de penetrar la sólida defensa millonaria. En cambio, Millonarios perdió posesión del balón, pero ganó en profundidad, con un inmenso Rafael Robayo que tomó la batuta en la contención, al mejor estilo de Bedoya. El juego se centró mucho en la mitad, la profundidad bajó en un alto porcentaje, hasta que llegó ese hermoso minuto 31...

Cómo olvidar el momento: Recuperación de balón de Robayo; el pase enorme de Jonathan Estrada a manera de centro; la maniobra de Villagra llevándose la marca buscando un cabezazo que claramente no iba a alcanzar, pero logrando su objetivo: la distracción; la entrada de Ciciliano que con un derechazo feroz venció a Rogerio Ceni. Golazo, delirio, explosión de felicidad en todas las tribunas. Ahí sentimos todos que había terminado la serie. Sao Paulo se fue encima con todo lo que tenía, sus once jugadores se volcaron en territorios embajadores buscando desesperadamente el empate. Fue tan bueno el partido de Millonarios que Sao Päulo, el mejor equipo de brasil, lucía confuso, diminuto. Y fue así como llegó el segundo gol, luego de una jugada peligrosísima del visitante (la segunda y última de todo el partido) en la que con los 10 hombres sin contar al golero se fue con toda y ante un descuido de Blandón la pelota fue salvada en la línea, y de ahí salió el segundo. Tan jugado estaba Sao Paulo que Ciciliano recibió solitario una habilitación y se fue en una carrera enorme hasta el área rival para definir con otro derechazo preciso y batir a Rogerio Ceni. Fue el segundo, fue la lápida para Sao Paulo. Lo demás fue solo euforia, observar y escuchar ese monstruo de 42000 cabezas cantando al unísono, ya todos de pie, mientras los minutos pasaron y llegó el final.

Vino después la celebración, ver a Vanemerak llorando como un niño por el logro adquirido. A los jugadores en la mitad de la cancha agradeciendo el inmenso apoyo y a los más de 42000 hinchas respondiendo con aplausos y cantos de aliento. No sabemos aun quién será el rival en semifinales. No importa igual, será hasta dentro de una semana. Por ahora sabemos que nuestro equipo del alma está entre los cuatro mejores equipos del continente. Indescriptible es también la fiesta que se vivió a las afueras del estadio, al calor de unas cervezas, las más sabrosas de todo el año.

Sin duda la celebración sigue. Aun estamos en ese letargo, pero mañana en absolutamente todos los rincones de este país llegará alguien con su camiseta de Millonarios y una sonrisa enorme que no se quita con nada, porque el más grande ya está en semifinales, dejando atrás al líder del torneo peruano, al campeón y actual líder del fútbol colombiano, al subcampeón de la adición anterior y actualmente tricampeón de Chile y ahora al mejor de los clubes brasileros. El mismo que sacó a boca Juniors y eso no es cualquier cosa.

PD: Tal vez el único lunar de la noche estuvo por cuenta de los hinchas que llevaron pancartas para con la gente de Fox Sports buscando sus "cinco minutos de fama" en la televisión internacional. Dejémosle eso a los paisas que ellos sí que saben ser expertos en la lambonería barata con tal de salir en televisión.

Ya en el torneo local, los suplentes perdieron con Bucaramanga en el último minuto, resultado que prácticamente nos deja eliminados. Toda la energía está enfocada en la copa ahora, aunque debemos lograr la mayor cantidad de puntos posibles por el factor reclasificación.

Esta entrada y las demás de aquí en adelante pueden ser consultadas también en www.LosMillonarios.net

septiembre 30, 2007

De Infarto!!!

El de hoy sin dudas es uno de los mejores partidos de los últimos tiempos en El Campín, por lo menos en el tema emotivo. Junior trajo un buen equipo y jugó muy bien, puso en problemas muchas veces a los nuestros, que además crearon una importante cantidad de oportunidades de gol que se quedaron sin definir. Tres palazos y otras cuantas atajadas, para dejar como saldo al final otra victoria embajadora para acercarnos aún más al grupo de los ocho clasificados y continuar con el invicto en la era Vanemerak.

Millonarios empezó jugando muy bien, los primeros veinte minutos azules estuvieron sublimes, creando importantes llegadas con pases rápidos, con una notable actuación de Estrada y Quintero. El primer gol se percibía, pero el rival tomó el control del juego y sin ser muy claro se apoderó del balón. Los nuestros decayeron, para entonces el nivel mostrado por Alex Díaz no era el mejor y su banda estaba mmuy descubierta. Sobre el final del primer tiempo Millonarios arremetió de nuevo. Dídier Muñoz (el mismo que tapó el año pasado en Millonarios) tuvo una tarde muy buena y sacó importantes balones de riesgo, y en otras el balón llegaba al área chica sin un receptor y terminaba siendo rechazada por la zaga costeña.

El segundo tiempo fue mucho mejor. Empezando Ciciliano se inventó una jugada de lujo, puso un pase fenomenal a Álex Díaz y fue derribado claramente. Esta vez "Cicinho" no falló, fue el primero, que detonó la locura en las tribunas y la agresividad visitante, porque después del gol Junior se vino encima con toda, hubo angustia, hubo riesgo en el área. Los jugadores de Millonarios se vieron cansados físicamente, aún más que los visitantes, y eso se reflejó en la pérdida del balón nuevamente. Dos veces los visitantes avisaron con sendos remates en el travesaño, otra más fue salvada por Quintero en la raya luego de un cabezazo saliendo de un tiro de esquina. Los nuestros contragolpeaban con peligro, pero el segundo no aparecía, el de la calma. Vino un tiro libre de Ciciliano que era golazo, pero las manos de Muñoz ahogaron el grito.

Entonces, entró Marcelo Tejera por Ciciliano (ovacionado desde todas las tribunas) y el uruguayo le puso la pausa y alejó al rival. En los minutos que estuvo de sus piernas salieron tres jugadas claras que Telembí ni Estrada pudieron definir, y salió además un remate bonito que se estrelló en el palo, era el gol de la jornada. Minutos después entró Briceño, y en una de las últimas del partido el cucuteño anotó el segundo, lapidario y definitivo (si, amigo lector, ¡Briceño hizo gol!). Y ese gol se cantó mucho más que el primero por como estaba el partido y porque dejaba sellado el choque, inclusive Vanemerak lo celebró más que muchos. Así llegó el final y una nueva alegría más para la mejor hinchada de Colombia.

El octavo ya está a dos puntos y el equipo continúa en ascenso. El tema hoy es mejorar el aspecto definición, sobre todo para jugadores como Estrada y el hoy ausente Ervin González. Si seguimos así estamos en los ocho fijo, y sería necesario en el tema reclasificación que otorga los cupos a las copas internacionales. Hoy se venció a un rival duro, hay que reconocer que el rival jugó muy bien también, no se encerró y eso hizo el espectáculo mejor.

El arbitraje: mal, pésimo. Faltas inexistentes, un penal claro no sancionado a Millonarios, la quema de tiempo absurda, entre otras.

Ahora se viene una semana dura: partido en chile el jueves que hay que ganar como sea, y volver el domingo a Medellín para jugar con un nacional que tiene sangre en el ojo y quiere desquitarse como sea.

mayo 25, 2007

Nítido, categórico y contundente

Hay que empezar por recordar las voces de los mal llamados hinchas de otros equipos cuando por los lados del Cúcuta anunciaron que pondrían muchos titulares para el partido con Millonarios. Empezaron a decir que estaba grave, que era el "Súper Cúcuta", clasificado a las semifinales de la Libertadores. Hoy me pregunto: ¿Qué tienen que decir ahora?. Millonarios literalmente bailó y paseó al Cúcuta en El Campín, sin objeciones.

Fue una noche de 10 puntos. Cuesta trabajo saber quién fue la figura del partido porque sencillamente todo Millonarios jugó muy bien. Cúcuta no se notó nunca, de hecho pegó más de lo que jugó.

En el primer minuto, en la primera jugada ofensiva del partido Millonarios abrió el marcador con un golazo de Telembí Castillo de media distancia bien acomodado. Nada que hacer para el golero visitante. Ese gol hizo las cosas más fáciles, porque Millonarios se dedicó a administrar el balón presionando al rival en su campo y haciéndolo cometer muchos errores. Sobre los 30 minutos una jugadota de Zapata por izquierda ganando la raya final sirvió para que Villagra empujara el segundo y acabara la poca ilusión que le quedaba a los motilones.

De ahí para adelante sólo se vio un equipo en el campo, que controlando el balón bajó el ritmo del partido guardando quizá estado físico para el duro partido del domingo. Cúcuta no se sintió en el resto del partido, el visitante solo vio tocar a los millonarios, acompañados por el baile, el canto del ole y el aliento incondicional de las casi 40000 personas que asistimos. Inclusive, por las opciones generadas en la etapa complementaria, el equipo embajador pudo haberse ido con más goles a favor.

Dirá entonces el periodismo mezquino y dirán los de otros equipos, en medio de su amargura, que los jugadores del Cúcuta estaban cansados o cosas similares, para restarle mérito al triunfo azul. Es tan de costumbre que en serio no sorprende.

Millos quedó segundo a un punto del Huila en el grupo, y la lucha por el cupo a la final parece resumirse a estos dos equipos. El domingo en Cúcuta a las 5:30 debemos salir a jugar como en los últimos partidos y traernos un gran resultado, para rematar en Bogotá ante el Medellín y asegurar la clasificación.

abril 08, 2007

Sigue la senda ganadora

Esta es una hinchada que sigue demostrando fidelidad partido tras partido, y cada vez más, todo el mundo se sigue convenciendo de la grandeza de la hinchada Millonaria. Era sábado santo, con transmisión por TV, rival con suplentes y clima lluvioso. En situaciones normales, no se esperaría mucha asistencia teniendo en cuenta la gran cantidad de viajeros en semana santa y que la transmisión por rcn quitaría asistencia. Pero no fue así, de nuevo cerca de 25000 personas asistimos a El Campín desafiando todo. Inclusive algunos, como yo, sacrificamos las vacaciones y nos devolvimos a Bogotá un día antes sólo para poder asistir al estadio, sólo para ver al amor de la vida.

Y resultó un partido durísimo, porque el Tolima salió a defenderse cual típico equipo chico que juega en Bogotá. Dos líneas de 4 y contragolpes rápidos buscando el desequilibrio. Tardó mucho Millonarios en encontrar su fútbol vertiginoso, vertical y ofensivo, casi 30 minutos en donde la mejor opción de gol, curiosamente, la tuvo el visitante con un remate al palo del "tigrillo" Castillo.

Ese postazo obligó al cambio de esquema, y así Millonarios pasó de jugar con 3 en el fondo a jugar con 4, pasando a Conde a la lateral izquierda y a Bedoya a jugar como medio de contención. El cambió táctico funcionó porque Millonarios se volcó contra el arco pijao y poco a poco fue inclinando la cancha, haciendo figura al golero rival. Hubo opciones, pero el golero supo ahogar el grito de gol en las tribunas.

Para el segundo tiempo Millonarios empezó aún más ofensivo, generando muchas llegadas de nuevo conjuradas por el arquero, o desviadas en algunos casos -incluso hasta no nos pitaron un penal clarísimo-. Pasaron casi 35 minutos y la desesperación empezó a llegar en la cancha y un poco entre los hinchas. Hasta que luego de un tiro de costado, magistralmente cobrado por Estrada, apareció la cabeza de Villagra para romper el 0 y desatar la locura embajadora. Ya con el gol, el rival abrió sus líneas buscando el empate, pero era inútil. En el último minuto, Villagra es derribado en el área y él mismo se encarga de anotar el segundo por la vía del penal. Marcador justo, marcador merecido, marcador final.

Millonarios ya es cuarto en el campeonato, aunque la diferencia en puntos con los de abajo está bien apretada. Por esto, es indispensable el miércoles traer un buen resultado de la siempre difícil plaza de Barranquilla este miércoles, para recibir el sábado con todas las energías a los putos de Nacional, en una nueva edición del superclásico del fútbol Colombiano.